CAPÍTULO VIII

1 0 2
                                    

Félix.

—Te amo demasiado—escucho decir, ese idiota a mi madre.

Aún no entiendo, el como ella sigue estando con el, desde el incidente en aquel día, después de salir del hospital ella no me dirige la palabra que nada más para la escuela o que yo me alimente bien.

No siento que esto lleve a algún lado, todo es igual desde que ella... no está. Y odio, odio que se lo tomen como si no hubiera pasado nada, después cuando uno se lo recuerda te tiran lágrimas de cocodrilo.

Solo que me gustaría decirle, que "demasía", es una palabra negativa, por lo que eso significa una sola cosa. Que no la quiere, o que la "ama" tanto, como para aburrirse y dejarla a su antojo.

Le ha sido infiel más de dos veces, incluso cuando mi hermana todavía vivía con nosotros.

Debo dejar de pensar en ese vejete. Concentrarme en otras cosas, y no en su sola existencia.

Y yo que pensaba que no iba a tener amigos, ni siquiera amigas. Antes me veía como una persona solitaria en el mundo, sin siquiera un propósito en la vida y eso a veces llegaba a fastidiar. Sobre pensar mucho las cosas que me pasaban y que me pasaron.

Ni siquiera me veía con alguien con quién estar toda mi vida. Todo lo que hacía era quedarme en casa y no salir y si salía, solo era obligadamente.

Aunque eran tiempos en los que mi padre no estaba y se sentía bien, pero cuando volvió mi ira creció aún todavía más. Me pregunto cuál era el objetivo de mi padre con hacer tal atrocidad. Me parece ilógico sus palabras, su forma de ser y sus decisiones.

Tocan la puerta de mi habitación.

—Pasa.

—Hola hijo— es el idiota ese.

—¿Qué quieres?—no voy a ser condescendiente con él.

—Oh vamos, sé que estás molesto pero....

—¿Molesto?— me indigno ante su respuesta.— ¿Todo lo que hiciste hace que esté molesto? No estoy molesto, ¡Estoy furioso! ¡Lárgate!

Da un brinco ante mi grito. Oigo pasos rápidos y mi madre aparece.

Esto va de mal en peor.

—¿Qué pasa?, ¿Por qué están gritando?—inquiere ella. Ante mi estrenduoso grito.

—Nada, que solo quise platicar con él, pero parece que nada de lo que haga, lo hace cambiar de opinión.

Tengo muchas ganas de golpearlo.

—Solo quiero que me dejen en paz.

—Está bien vamos, pero tú y yo debemos hablar—me dice ella.

Que se vayan, ni me interesa.

Me quedo en mi cuarto viendo series, es lo que me hace olvidarme del mundo exterior. Es un poco tedioso el estar pegado a tanta gente.

La puerta se abre y da paso a mi madre, que no tiene ninguna expresión en su rostro.

Su mano impacta, sobre mi mejilla.

—¡Última vez que te lo digo Félix o haces el ego o lo que sea que tengas con tu padre y me lo respetas! ¡¿Ok?!— me grita, mientras yo solo sostengo mi mejilla con la mano.

No puedo responder, creo que ni siquiera estoy respirando. No me siento en condiciones de decirle o de reclamarle nada.

Siento una lágrima resbalar por mi mejilla y yo no sé si es por la "cachetada" o por lo que me acaba de decir.

Chaos over everything Donde viven las historias. Descúbrelo ahora