A R S E N I
No pretendo ser un príncipe azul ni ninguna mierda parecida, pero fui un idiota por echarla de esa manera.
Pero es que esa maldita mujer me pone de los nervios.
No sabía que carajos quería esa mujer, la había dejado seguirme por años como una maldita groupie e incluso la había dejado entrar en mis terrenos sin terminar con una bala entre las cejas. Pero simplemente pasar esa línea de acoso qué, debo admitir me había parecido en cierto modo encantadora, no tenía nada que ver con entrar en mi club y oficina vestida como una prostituta.
Simplemente, me desloco.
Además de eso, ¿Qué mierda hacia Dante Ferragamo tocando su delicada piel?
Nunca había visto una piel tan delicada y blanquecina, la piel se le enrojecia con una facilidad descomunal, era la realización del término "muñeca de porcelana".
Juro por Dios que aún podía oler las gardenias y el caramelo de su perfume en el ambiente de mi oficina. Eso me hizo reír, había estado con muchas zorras en mi vida y ninguna de ellas llevaba un aroma tan dulce... Si quieres vender sexo, debes oler a él.
Trago duro, los recuerdos atravesando mi mente como rayos que van directo a mi polla, es inevitable que me endurezca otra vez. Gruñendo me encamino hasta el mini bar en mi oficina y me sirvo un trago de whisky, lo tomo de un solo tirón.
Creo que debo darme una jodida ducha de agua helada.
—¡Hermanito!— El estruendo de la puerta me hace girar, mi hermano, a quien menos quiero ver en éste momento, entra por las puertas dobles de mi oficina con los brazos al aire.
—Lo siento señor Volkov... Le dije que no podía entrar per...— Mi asistente, Sage, entra justo detrás de el pareciendo realmente angustiada.
—No para nada Sage, déjame a solas con mi hermano— La interrumpo, ella asiente con las mejillas enrojecidas y se marcha cerrando las puertas tras de ella.
—Es encantadora— Ignati suspira teatralmente y se deja caer en uno de los asientos frente a mi escritorio.
—¿Qué diablos quieres ahora Ignati? No tengo tiempo para tus juegos.
—Oww, ¿Mi dulce hermanito mayor está teniendo una rabieta?— Me da una sonrisa socarrona.
Ruedo los ojos sentándome frente a mi laptop decidido a quitar de mi mente a cierta castaña de piernas interminables, para contestar correos.
—!Oh es por ésto!— Alzo la vista de mi laptop para encontrarlo sosteniendo un collar de pequeños diamantes entre sus dedos— Esto jodidamente no es de Svetlana.
Respiro profundo dando todo de mi para no matarlo.
—Dame eso— Trato de quitárselo pero es como una jodida serpiente, muy escurridizo, hasta para su propio bien.
—No, no hermanito— Toma una pose de diva mientras niega con su dedo— Vas a explicarme ahora mismo que hace un collar como este en tu oficina a la una de la tarde.
—Es de...
—No me digas que es de Svetlana porque no te voy a creer— Analiza el collar entre sus dedos— Es demasiado delicado y pequeño para esa zorra.
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La obsesión de Anastasia
ChickLit{+18} Claro que sabía quién era y a qué se dedicaba. Claro que sabía que era el ser más peligroso que había pisado este planeta. Lo sabía y no me importaba. Era mi más oscura obsesión. Y sería mío.