𝙴𝚙𝚒́𝚕𝚘𝚐𝚘

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𝒰𝘯 𝘢𝘯̃𝘰 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘶𝘦́𝘴...➳

Acomode mi corbata con un poco de dificultad, ya que estas cosas no era muy usadas por mi parte. Frente el espejo me vi con ese traje, lo cual era apretado al cuerpo, cuello, brazos y piernas. Me sentía coqueto y elegante si soy sincero.

Tenía muchos sentimientos acumulados, que si los mezclas, lloro riendo. Yendo al caso, me sentía tan raro, que sentía los típicos murciélagos en el estómago, que me carcomian toda la comida.

— ¿Como te sientes? — preguntó Bill detrás mío, me hizo dar un brinco del susto.

Largue un largo suspiro — Bien, algo nervioso... Ya sabes, nunca he experimentado esto.

Bill se río, acercó su cuerpo al mío y acomodo mi corbata — Trata de tomarlo con calma, pensando cosas positivas y tranquilas. Todo saldrá bien — sonrio levemente, se le notaba el llanto contenido — Estoy muy orgulloso de ti, Tom.

No puedo explicar lo que yo amaba a este ser, a mi otra mitad. Era el amor de mi vida, yo no lo amaba, ni siquiera sabía lo que sentía hacia Bill. Siempre me ayudó, estuvo para mí cuando yo actúe como un cobarde. Lo raro es que nunca me reclamo nada de todo lo que hizo por mi.

— Kaulitz ¿Esta listo? — preguntó un tipo, no sabía quién era sinceramente.

— Si, termino de prepararme y ya salimos... — sonreí como agradecimiento, me giré para verme al espejo nuevamente y observarme.

Largue unos cuantos suspiros, tomando seriedad y voluntad. Nunca había sentido tantos nervios, ni siquiera en los escenarios. Pero en fin, este era mi día.

Salimos del cuarto de vestimenta, pude ver como Gustav y Georg se nos encontraban esperándome a mi y a Bill. Sonrieron de oreja a oreja al verme con ese gran traje, lo cual ellos vestían algo iguales.

Georg paso su mano por su cabello corto, acomodo su corbata y se abalanzó a mi para brindarme un abrazo cálido — Tú puedes amigo, mucha suerte.

— Gracias.

— Ay, novio, novio — lloriqueo Gus — Suerte — río, también se abalanzó a mi y me abrazo con fuerza.

— ¡Yo no me quedo afuera, eh! — chilló Bill, uniéndose al gran abrazo de oso.

El acompañamiento que me dieron estos chicos a lo largo de los años es muy complicado agradecerlo. No hay palabras ni siquiera para describir lo mucho que yo adoro a estos idiotas.

Nos separamos finalmente de ese abrazo, dispuestos a irnos de una vez. Salimos de la cabaña, miramos la limusina que nos esperaba estacionada allí afuera. Caminamos hacia el, entrando con libertad ya que los guardias nos habían abierto las puertas. Todos se acomodaron largando un largo suspiro pesado dentro de allí. Sin más, el vehículo comenzó a moverse y andar.

Georg movía su pierna ansiosamente — Nunca me cague tanto encima.

Todos reíamos a carcajadas, mientras que Georg era todo lo contrario a nosotros.

Seguían los nervios con solo ver que nos estábamos acercando a aquel lugar, lo cual estaba lleno de gente. En un esquina pude ver la fila de personas que querían entrar al gran parque. La limusina paro frente a toda esa gente, que no tardaron en girarse, sacar fotos y así. Lo detestaba, pero era algo que teníamos que aguantar a la fama.

Entramos a la fuerza al gran parque que estaba decorado con sillas blancas, unas lindas plantas con flores blancas que rodeaban donde se encontraría el cura. Dios, con solo verlo me imagino todo.

— Carajo, si que es grande... — habló Gus, miraba a su alrededor, pero se quedó medio bugueado en la mesa dulce.

— Me siento chiquito — Georg se camuflo detrás de Bill, quien media el doble que esté.

Caminamos el pasto, mientras que yo miraba con atención todo, no se, en busca de algún lugar para poder esconderme.

Tenia mucho miedo, ya que el horario se veía que pasaba bastante rápido. Algún que otra gota de sudor caía de mi frente, pero que la felicidad cada vez me consumía más, me consumía cada vez más.

— Ya es hora — Bill tomó mis manos, todavía mirando a la gente entrar y colocarse en sus asientos — Siento lo mismo que ti — me miró y río.

— Saldrá todo bien, Tom — Georg golpeó suavemente mi brazo.

— Tendré fe — sonreí levemente.

"¡Damas y caballeros, sean bienvenidos por favor! Tom Kaulitz, puedes pasar"

El cura dijo esas palabras, lo que causó unos aplausos por parte de la gente. Ahora así, me sentía el doble de nervioso. Camine con una gran sonrisa que se me creaba en el rostro, yendo en dirección a donde estaba el cura y esperar allí.

"Sea bienvenida la novia, Jessica Johnson..."

No podía creerlo, su nombre estaba siendo escuchado por mis oídos. Acomode rápidamente mi cabello que estaba atado, junto a mi barba y corbata.

Todos giraron al ver como ella aparecía sola. Puedo jurar que mi corazón se sintió tan emocionado, que no evite sonreír de oreja a oreja.

Se la encontraba con un hermoso vestido blanco perlado. Llevaba su cabello dorado y ondulado hasta sus hombros. En su cabeza había una corona de ramas y flores blancas que combinaban con su hermoso vestido, lo cual marcaba su hermoso cuerpo y curvas. Finalmente llego y se coloco frente a mi, me puso el doble de nervioso con solo verla.

— Bien... ¿Tom Kaulitz recibe usted a esta mujer para ser su esposa, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarla, honrarla, consolarla y cuidarla, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?

— Si, lo recibo — tome sus manos para que calmara las mías temblorosas.

— ¿Jessica Johnson recibe usted a este hombre para ser su esposo, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarlo, honrarlo, consolarlo y cuidarlo, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?

— Si, claro que lo recibo — sonrió.

— Tom Kaulitz, puedes besar a la novia.

No dude un segundo y uní mis labios a los suyos, sintiendo su toque tan relajante y satisfactorio para mis sentidos. Era la persona más feliz del mundo, finalmente era feliz. Tenía a la mujer que siempre quise a mi lado, la tenía, ya no me importaba.

— ¡VIVA LOS NOVIOOOS! — grito Gustav, como amaba a este chico. El público resaltó a los gritos, aplaudiendo, silbando, gritando.

Sonrió mediante el beso Te amo siempre, Tom.

— Te amo siempre, estrella dorada.

NARRATIVO.

Y esta hermosa pareja fue unida por el resto de su vida, cuidándose entre sí, apoyándose entre sí, queriéndose entre sí. Por qué ellos sabían que desde pequeños eran destinados a estar juntos. Evitando el odio de los años, el rencor y malinterpretaciones por parte de los dos.

Siempre supieron que estarían para si mismos, uniendo sus estrellas y protegiéndose entre ellos.

Ella siempre fue la estrella dorada de él, y el siempre fue el amor de la vida de ella.

▪︎ Por qué ellos no solo eran amigos...

We are not just friends  .ᐟ  tkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora