Parte 3

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Ella desliza sus manos de su espalda a su pecho, luego sube por su mentón hasta sus mejillas y ahí se queda sosteniendo su rostro. Saitama profundiza el beso mientras la presión de su agarre en el cuerpo de ella aumenta. La aprisiona y la acorrala, aunque él es el único que se siente atrapado ahí.

Los besos son lentos e intensos. Saitama la abraza más hacia sí y comienza a temer llegar a romper su columna, pero no puede detenerse. Cada vez es más difícil contenerse y más rápido caer en sus trampas.

Incluso si esto no se siente para nada como una trampa, o una puerta abierta o una luz verde. No cuando es él quien ejerce el movimiento y Fubuki quien lo empuja inútilmente para alejarlo.

Ella lo evita cortando el beso y agachando su cabeza, suspirando con rapidez mientras jala aire, como si no hubiera estado respirando durante el beso. Saitama también hace lo mismo y sus manos suben hasta encontrar las mejillas de Fubuki, entonces él hace que sus rostros vuelvan a encontrarse frente a frente.

—¿Qué sucede? —Pregunta él.

—Tú no quieres esto. —Responde ella en voz baja. —Prometí que no intentaría nada y eso es lo q-

Saitama vuelve a besarla. Esta es una de las ocasiones donde no quiere escucharla, tampoco quiere hablar. Sólo quiere que ella vuelva a ser tan insistente como antes, perseverante, entrometida, una invasora y creída, que pisoteé sus límites y lo arrastre a lo desconocido.

Pero Fubuki siempre es seria cuando se propone algo y esta no es la excepción.

Ella toma su rostro y lo retira, obligándolo a verla. Saitama responde tomando sus manos y obligándola a recostarse de espaldas mientras él se coloca encima de ella sujetándola de sus manos. Sus ojos se encuentran y el pecho de Fubuki sube y baja con rapidez, quizás conmocionada por el repentino cambio de posición, por verse a sí misma acorralada.

Ella tiene sus ojos muy abiertos y sus pupilas se mueven de un lado a otro sobre el rostro de Saitama, como buscando cualquier señal de duda o incertidumbre. Saitama la mira lo más serio que puede. No quiere ser rechazado, está disfrutando esto y no puede detenerse. Al menos no quiere que Fubuki lo repele y lo trate con esa indiferencia de no poder corresponderle, el rechazo sin explicación y los besos cortados sin amabilidad. Le lastima. Le hace preguntarse si ese es su karma, si Fubuki llegó a sentirse de esa forma. Él lo siente mucho y pide una oportunidad para corresponder.

Fubuki lo mira y aprieta sus labios, crea un debate dentro de sí misma.

Cuando parece haber captado el mensaje, ella vuelve a acercarse para besarlo de nuevo. Saitama la encuentra a medio camino y sus brazos la rodean, ella hace lo mismo y sus cabellos comienzan a mecerse. Los movimientos se hacen más veloces y más libres, sus corazones laten con mucha fuerza. No hay forma en la que puedan volver a dormir. El cuerpo de Saitama comienza a llenarse de algo que él interpreta como un incendio; veloz, fuerte, consumiendo todo a su paso, completamente imparable.

A Fubuki le toma un tiempo seguirle el ritmo a la misma intensidad, como si aún siguiera esperando que Saitama se retractara. Pero cuando eso no sucede, los besos se vuelven más profundos sus manos se aferran más a la piyama de Saitama.

Sus dientes chocan, Saitama comienza a sentir la lengua de Fubuki en su boca y eso lo hace estremecer. De pronto todo se vuelve muy rápido y agobiante.

Él se inclina más porque la sensación es adictiva y necesita disfrutar eso antes de que su mente se aclare y el temor regrese.

Pero también necesita mantenerse consciente de cuánta fuerza está usando. Son muchas cosas a la vez, de nuevo comienza a perder el control de todas ellas.

Cometas por el cielo (Saibuki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora