.capitulo uno.

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.Muerto.


cuando esta a nada de morir, a manos de esos hechiceros, con su ultimo aliento; maldice.

maldice al hombre que ve por ultima vez, el hombre que rompe su expansión de dominio como se fuera una cascara de huevo.

aquellos ojos de cazador que lo miran desde arriba cuando cae de rodillas frente a él. 

el rey de las maldiciones, de rodillas, frente a su recipiente.

se siente humillado, un poco.  

—volveré....— dice, mirando directamente a los ojos de Itadori Yuji—, los humanos no pueden no hacerme nacer otra vez.

—no volverás pronto— es lo que dice el chiquillo, sin siquiera pestañar. como si no quisiera que ni un segundo de la muerte lenta de sukuna se escapara de su radar.

—¿crees que podrán detenerme?.

—ya lo han hecho.

— y han perdido a sus mejores hombres— se burla, detesta un poco que su últimos momentos  de "vida" sea en el cuerpo de un mocoso que no es lo suficiente fuerte como para siquiera dar una pequeña batalla por el dominio des cuerpo.

no lo dice, ni lo dirá pronto, pero era ciertamente divertido estar en el cuerpo del Yuji.

la forma en que el niño sufría, gritaba y luchaba  cada vez que Sukuna intentaba tomar el control, era a veces la única cosa que lo mantenía mínimamente entretenido.

Así que lo mira fijamente, aún con la sangre corriendo por sus venas pero con el corazón en la mano del mocoso.

—cuando vuelva, no habrá nadie que pueda detenerme —sukuna ignora como la sangre sale de su boca a borbojones —, porque tú no estarás...

—lamentablemente...—susurra yuji. Aplasta el corazón de Megumi, el que ahora Viene siendo el corazón de Sukuna.

Como un último pensamiento sádico, digno de una maldición.
Con lo último de energía maldita que le queda en el cuerpo mortal; sonríe.

—No estarás como un humano...,Itadori yuji—es conciente como los pocos hechiceros que quedan lo rodean, listos para acabar con él —, yo; ryomen Sukuna, decreto sobre ti mi maldición, que hasta que la últimos y últimas de las maldiciones mueran, tu vivirás hasta ese día. Incluso, vivirás veinte años más, por cada dedo que comiste de mi, Itadori Yuji, hijo de Jin Itadori y Kenjaku.

Es lo ultimo que dice, lamenta no poder ver los ojos, la expresión del mocoso.

Pero anhela como nunca antes había anhelando algo: que su maldición se cumpla.

Que Itadori Yuji sea condenado a una miserable y solitaria vida, como alguna vez Sukuna vivió.




hasta que la inexistencia nos separe [Sukuna X Itadori]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora