.capitulo tres.

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las expectativas se llenaron muy rápido.  el cuerpo de ahora era mejor que el anterior ya que aun contando con una técnica maldita como la de las sombras el usuarios anterior del cuerpo parecía querer cuidarlo con ejercicio.

sin embargo aun se sentía extraño, tratando de controlar su propia energía maldita a la perfección como hizo hace mucho tiempo atrás.

Uraume dijo que poco a poco podría volver a ser lo que alguna vez fue en el pasado. no te equivoques, aun con todo el desequilibrio que tiene en su energía aun podría fácilmente derrotar a la maldición con mayor poder que se cruzara en su camino.

así que realmente se esta tomando su tiempo con todo.  incluso se esta tomando el tiempo de saborear la comida que uraume preparo para el.

—¿los humanos sigue sabiendo tan bien como en el pasado?— pregunto, tomando una pierna  cortada en trozos—, toda esa grasa se consumían antes hacia que su cuerpo se cocieran en sus propios jugos. algunos de ellos no tenían salvación. demasiados gordos para comer.

uraume sonríe levemente ante las burlas de sukuna.

—aun hay humanos gordos. pero se han estado cuidado. incluso la comida chatarra que comen hoy en día buscar ser mas saludable— uraume sirve un poco de vino en su copa—. por algo así como "baja natalidad".

—¿ya no hay bebes?

—mas bien hay poco viables— susurra Uraume—, la mayoría que nacen vivos mueren a las semanas o simplemente sus padres los abandonan. son demasiado feos para cargar en su brazos.

ambos se ríen divertidos antes la sincera y devastadora verdad, incluso kenjaku se tapa la boca para reír a sus anchas.

—es una lastima, pasaran miles de años mas antes de que los químicos del agua se vayan por completo— comenta Kenjaku, tomando una verdura de su plato con un} tenedor—. cada día se harán mas feos y su miseria se hará aun mas peor.

sukuna sonríe, masticando los huesos  con fuerza hasta destrozarlos y pulverizarlos.

—no merecen menos— gruñe después de tragar—, todos ellos son seres inservibles y despreciables. pero por lo menos sirven para jugar— sukuna mira a uraume que esta parado a un lado suyo—. ¿donde esta el mocoso?

—¿yuji itadori?— interviene Kenjaku, dejando de lado su plato—, me parece que ha ido a dar una vuelta a la ciudad— Kenjaku sonríe  cuando uraume le da una mirada muerte—. el dijo que "no quería compartir mesa con seres tan asquerosos como sukuna y tan apáticos como uraume"— kenjaku retrocede en su silla y se levanta—, o  quizás solo dijo "almorzare en al ciudad", quiene sabe. no estaba prestando atención en ese momento. 

kenjaku sonríe una vez mas antes de hacer una reverencia.

—nos vemos luego, sukuna-sama— se retira de la habitación con gracia y elegancia.

—¿por que lo mantengo vivo aun ?— pregunta sukuna a uraume.

—¿en este momento?, por nada, sukuna-sama.

eso hace sonreír al rey de las maldiciones.

pero lo que haga o deje de hacer sukuna a itadori ya no le importa, ahora que esta en la ciudad con su kimono, una de las pocas cosas de la cultura japonés que lograron quedarse en le presente: lo único que le importaba a yuji era comer.

esos deliciosos bocadillo dulces que se deshacenen la boca dejando una suave fragancia a cerezas.

Masticando suavemente,  con lentitud llevo sus ojos a las carreteras de tierra de la ciudad.

El tiempo del presente era bastante menos sorprendente de lo que los humanos creían en el pasado; Yuji aún recuerda vagamente las películas "futuristas " que veía en algunas ocasiones.

El presentes se veían más como "echar un vistazo al pasado" en el propio pasado.

Sin embargo aun había cierta tecnologías que se quedaban los que tenían mayor poder adquisitivo: por lo menos eso no había cambiado, el poder del dinero.

Mas concretamente el poder de las monedas de oro.

su mirada aun se mantiene recorriendo las calles, sus ojos que alguna vez fueron humano se detienen en un adolescente que lo mira fijamente desde el otro lado de la calle.

yuji puede notar que es un adolescente solo por que de alguna manera sus ojos pueden verlo, pero el cuerpo de al persona que le observaba era completamente atleta.

si bien no podía verle los ojos por la capucha que oscurecía la mitad de su rostro; yuji itadori podía sentir la mirada calando en lo mas profundo de su corazón: ese órgano seco y arrugado dentro de su cavidad torácica.

no quiere tomarle mucho atención a este acto. algunas veces los humanos le miraban directamente por el color de su cabello o incluso la forma en la que se movía.

antes de girar la cabeza para poder mirar  una vez ,as los bocadillo en su mesa, pudo notar como los labios del sujeto se movían lentamente.

como si quisiera que yuji pudiera leerlos. cosa que hizo por acto reflejo.

cuando entendió lo que se le decía, los bocadillos viajaron de su estomago a su boca con rapidez, se tapo la boca una mano sin dejar de mirar hacia el sujeto.

cinco segundos duro su sorpresa y cinco segundos duro para retirarse del negocio, dejándolas suficientes monedas de oro en la mesa para poder pagar todo lo que consumió.

"no es real", pensó, esquivando a la persona, corriendo lo mas  rápido posible para poder sumergirse en el bosque, sin importar nada mas que su huida.

"no es real", volvió a decirse, recostándose en el árbol mas cercano a él.

peor él lo vio, lo leyó en los labios rosado del sujeto, él sintió esa mirada en su cuerpo.

y sin embargo, a pesar de todo, el pasado, el futuro y su presente: su corazón se lleno de esperanza.

"esta vez seré el mas fuerte"

tomo aliento con la boca abierta antes de soltarla en un gran grito que ahogo entre sus manos. cerros sus ojos con fuerza hasta que dejo de gritar, manteniéndolos cerrados escucho a los lejos pasos pesados caminar en su dirección.

se estremeció por completo, era consciente que parecía un conejo asustado, pero la persona no estaba tan cerca como para poder sentir su magia maldita, o mas bien, esta persona estaba escondiéndola.

yuji tenia cierto miedo.

yuiji tenia miedo de tener esperanza.
























hasta que la inexistencia nos separe [Sukuna X Itadori]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora