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—Está es la cocina, puedes ocupar todos los utensilios que necesites así como también cosas de la despensa. No te preocupes por recoger la casa, el domingo viene alguien a hacerlo, tu único trabajo es cuidar y cocinarle a Andrew—finalizó y salió de la cocina dejando al rubio, le había informado que debía hacerle el desayuno al cachorrito.

—Bien, Alonso, concéntrate—se dijo así mismo y volvió a tomar las hojas que llevaba con él. ¿Qué podría hacerle de desayunar?

—Omelette con jugo de naranja—escucho una vocecita tras él.

Volteó su cuerpo encontradose con Andrew que lo miraba con aquella sonrisa con la que le había recibido, se agacho a su altura y apretó su cachetito haciéndolo enrojecer. Observo su vestuario, se veía tan refinado, era un jovencito lindo sin duda alguna.

—¿Te gustan los omelettes?—pregunto tomándolo entre sus brazos y alzandolo hasta sentarlo en la barra de la cocina—soy Alonso—extendió su mano.

La tomo sin dudar y quiso volver a ser tomado por esos brazos tan protectores, brazos de omega.

—Papá nunca me ha hecho y quiero probar—arrugó su naríz—aquí entre nosotros—acerco su rostro al oído de Alonso para susurrar aunque más que hacerlo por decirlo bajo era para poder olfatear un poco—papá siempre suele darme hot cakes quemados de desayuno—rió fuertemente y tapo su boquita con una de sus manos.

—¡Entonces te haré el mejor omelette que puedas probar en el mundo—exclamo con una sonrisa enorme y una vez bajo al niño comenzo a cocinar el mejor desayuno que probablemente había hecho en toda su vida—no es por nada, cariño pero yo hago los mejores omelettes.

"Cariño"
No era como el de su padre aunque tuviera el mismo golpecito de amor en su corazón, pero aquella manera por la que había sido llamado le había parecido particularmente hermosa. El omeguita era lo mejor que podría pasarle.

—Me voy, Alonso—entro apurado a la cocina terminando de acomodar su corbata, miro a su hijo en la silla alta de la cocina y dejo un beso en su frente.

—¿No desayunará?—volteó a verlo mostrando el plato de comida servido, olía delicioso.

—Vamos papi, Alon hizo el mejor omelette que podremos comer en todoooo el mundo—el niño ánimo a que su padre tomara asiento a su lado.

—Lo siento, se me hace tarde para el trabajo—salió apresurado de ahí con el corazón al mil porciento, tenía años sin sentir un olor tan delicioso salir de la cocina, Irene hacía los mejores omelettes.

Entro al auto aturdido, sus ojos picaban y pudo notar como estaba apunto de llorar cuando su vista se nubló, frotó sus ojos con la palma de sus manos y encendió el auto, era algo nuevo para Andy y para él aunque quien parecía haberse adaptando rápidamente era el cachorrito. Lo hacía por él, lo hacía únicamente por su solecito, sus ganas de salir día con día y tragarse las lágrimas y el dolor que llevaba por dentro eran sólo por darle lo mejor a la luz que iluminaba sus días.

"No es bueno empezar el día sin desayunar"

Leyó el mensaje.

"Si te dí mi número personal es solamente para emergencias."

Respondió sin más.

—¿Qué haremos hoy, Aloh?—preguntó el cachorrito terminando de tomar su jugo—tengo pensado ver una película ¡podríamos hacer un maratón de películas!, comer palomitas todo el día, refreco y golosinas—exclamo extasiado.

—Me encantaría, Andy, pero tienes que hacer tarea.. además, sólo tienes permitido ver una hora el televisor y no consumir demasiado azúcar.

Un enorme puchero apareció en los labios de Andrew, no era justo que su padre arruinará su plan para ese día.

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⏰ Última actualización: Oct 01, 2023 ⏰

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