Capitulo 6❣️

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Lorena

Mi semana estuvo genial, por fin Max había leído la carta y estaba segura de que no me buscaría más, aunque no sabía por qué esa idea poco a poco empezaba a sentarme mal.

Pasó toda una semana hasta que lo vi entrar furioso en mi oficina.

— ¿Se puede saber qué coño es esto? — gritó Max hecho una fiera mientras sostenía la nota que había dejado esa primera noche en su saco.

— ¿No es obvio? Es la lista con las cosas que hiciste mal y puedes mejorar — respondí conservando mi calma y sin apartar la vista de los papeles que estaba firmando.

— Estás de coña ¿cierto fresita? ¿Me puedes explicar que leches significa esto de... No rasgar tu ropa interior de marca súper cara por ejemplo?

— Te lo advertí, era una lencería muy cara de París.

— Me parece que cuando la rompí pedí tu permiso fresita — dijo acercándose peligrosamente a mí.

— ¿Y crees que con tus dedos masturbándome tenía idea de a qué decía que sí?

— Interesante — dijo pasando suavemente su lengua mientras humedecía su labio inferior, aún podía recordar lo que esos labios podían hacer.

— No, no es eso — dije sin evitar sonrojarme.

— Bueno, comprobemos entonces mi teoría y a la vez corrijo otro punto de la lista.

Abrí los ojos al pensar en cuál y no pude evitar sentir mi entrepierna mojarse de paso.

— Aquí, mira punto cinco, mejora tu sexo oral, eres pésimo.

Escribí eso porque era necesario, para que no quisiera verme más, pero no podía negar que el niñato sabía cómo comer un coño.

Max se arrodilló a mis pies y se metió por debajo de mi escritorio, como si me estuviera adorando luego el muy cabrón levantó suavemente mi falda de tubo.

No me rompió las bragas esta vez, las bajó suavemente por mis piernas hasta sacarlas y depositarlas en el bolsillo de su pantalón.

— Ya que no las rompí, me las quedo — dijo con una sonrisa preciosa.

¿Por qué tenía que estar tan bueno? dije para mis adentros.

— Me encanta como tú coño tiene ese olor a fresas — lo sentí aspirar mi aroma y comenzar a lamer mi clítoris.

— Mañana mismo cambio de spray — gemí entrecortadamente para hacerlo enojar.

Un leve golpe en mi clítoris me produjo una corriente de excitación que me hizo mirarlo a los ojos.

— No tienes permitido eso, me encanta este ¿vale? — y empezó como si nada a lamer y excitar esa parte de mi cuerpo cada vez más mojada.

— ¿Y qué me dices,  mejor?— preguntó separándose un poco para ver mi rostro, a la vez que sustituía su lengua por su pulgar, el que se movía tortuosamente sobre mi clítoris haciéndome divagar.

— Si, mucho mejor — alcancé a decir por poco.

— Después de leer tus notas estudié mucho antes de venir a verte, quería corregir lo que más me molestó, no te voy a perdonar por fingir tu orgasmo. Esta vez me voy a asegurar de hacerte correr con mi boca — dijo excitándome con la posibilidad de correrme al fin.

— ¿Y qué hiciste que estás tan seguro? — logré replicar porque dejó de tocarme dándome una tregua que no duró mucho.

— Me vi un tutorial de YouTube — sonreí con ternura y me dispuse a apartarlo para evitar decepcionarlo cuando no me consiguiera correr.

Max comenzó a lamer suavemente justo la parte que mis anteriores amantes ignoraban y que para su desgracia era el puto clítoris.

Succionaba mi clítoris a la par que usaba sus dientes para darme suaves mordiditas de placer.

— Esta vez no me lo vas a fingir preciosa, lo quiero todo de ti.

— Joder Max... — gemí a punto de correrme.

— ¿Qué pasa, no te gusta? ¿No lo estoy haciendo bien, quieres que pare? — preguntó y por un segundo vi el temor en sus ojos.

— Como te atrevas a parar te dejo sin postre — lo escuche reír, pero en ese momento no fue una sonrisa infantil sino una de un chico apasionado, una clara señal de que no había terminado conmigo.

— Ya veo — dijo y como si nada volvió a sumergirse entre mis piernas mientras yo al fin entendía porque a mis amigas les gustaba tanto que le hicieran sexo oral.

Seguía torturándome y yo no podía aguantar más, así que aferrándome a sus cabellos me corrí ahí, en medio del serio despacho de mi padre.

Y cuando mis piernas empezaron a temblar me sostuvo de los brazos y yo bajé de la silla  hasta quedar de rodillas frente a él.

Me miró con ojos preocupados.

— ¿Dime que está vez no fue fingido?

— No, no lo fue — y por primera vez lo besé.

Por un momento el caos de mi vida se calmó, pero eso solo duró hasta que la voz de mi secretaria resonó en mi reloj, el cual se debió descolgar por error.

Señorita Lorena, su padre la espera en la sala de juntas en 10 minutos.

— Si Ibon, ya casi llego — dije levantándome del suelo, mientras bajaba mi falda, ponía mis lentes y recomponía mi aspecto serio.

Por dios de la vida, yo tenía responsabilidades no podía dejar que me vieran así.

— Supongo que vuelves a ser tú.

— ¿A qué te refieres? — contesté extrañada.

— Nada, olvídalo, me voy, ya no quiero molestar.

— Espera yo... — empecé a decir, pero no pude terminar.

— No importa fresita, me alegro de al fin haberte dado un orgasmo real, solo quería resarcirme por lo de la última vez, tomaré todos tus consejos y puntos de esta lista para futuras ocasiones. Me disculpo por el desastre de la otra noche, debí decirte que era virgen.

— ¿Qué tú qué? —  me quedé de piedra.

Ahora sí que tocaste fondo Lorena, desvirgaste al primo menor de tu prometido, con el que tienes que casarte para heredar la empresa.

Y encima el niñato te acaba de hacer el mejor sexo oral de tu vida.

❣️❣️❣️❣️

Amor En Tono Fresa ❣️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora