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Justo cuando llega otoño, estación en cierta parte maravillosa, al joven Nishimura le da por recordar todo su pasado...de donde viene...como lo tratan en casa...por que su vida es una mierda...

Un sentimiento melancólico recorre su sangre, al igual que una lágrima su mejilla, la cual seca rápidamente para después levantarse de su cama y mirarse en su espejo de al lado

Sábado de nuevo, apenas las ocho de la mañana...

Las frías manos de Niki recorren su propia cintura, ya no recuerda la última vez en la que rozó su cuerpo sin siquiera encontrar un simple rasguño, corte, o un moretón. Cosa que hacía que sus ojos desbordaran con lágrimas, lágrimas que, por mucho que lo intentaba, no podía controlar

Y diréis..."¿Que problemas serios puede tener un adolescente?", la realidad es que muchos...

Vivimos en una sociedad dónde los adolescentes estamos pintados como "vagos", "odiosos" o incluso "mal agradecidos", pero la realidad no podría estár más lejos... Lo cierto es que, si bien hay excepciones, los adolescentes somos personas a las que nos afectan muchisimo los comentarios del tipo

"Ay, ¿qué clase de problemas podrías tener tú?"

O también los relacionados con el físico

"Deberías bajar de peso" O "Estás en los huesos ¿acaso comes?"

También están los relacionados con las enfermedades mentales/emocionales, y/o TCA's

"Ay, pues si después de comer vomitas, no pienses en ello y verás como ya no lo haces" o "Si tienes depresión sonrie y ya"...

Seamos sinceros, a todos nos han dicho algo de eso, y Niki no era una excepción, con su delgado y delicado cuerpo, el cual había estado descuidando desde hacía ya unas semanas gracias al triste sentimiento que había dentro de él

Estaba casi en los huesos, con unas notorias ojeras y un preocupante tono pálido de piel, su característica sonrisa había desaparecido y sus ojos parecían no tener ninguna clase de vida en ellos...

Con su mano izquierda se dispone a tocar su clavícula, gesto que hacía cuando se sentía nervioso, y, con su mano derecha tocaba su mandíbula, recorriendola de arriba hacia abajo, suavemente, con delicadeza, con sus largos y finos dedos, los cuales algunos de ellos estaban llenos de esos notables moretones que dolían como el jodido infierno.

- "Mierda..., creo que estoy...demasiado marcado" —Habló Niki, refiriéndose a los ya mencionados moratones—

Las heridas, normalmente, eran ocasionadas por los fuertes golpes que su madre le proporcionaba casi diariamente por ser un 'maricón'...pero habían otras heridas que él mismo se causaba con todo tipo de objetos punzantes o sus propias uñas

Salir del armario es duro, todos estamos de acuerdo con eso, pero para Niki fue un infierno en vida, un agobio casi mortal, una asfixia que ni él sabía que se podía sentir, era como tener talasofobia y estar a 200m de profundidad en el mar, y cuando reunió la valentía y lo dijo, su madre solo empezó a reírse a carcajadas delante de él para después propinarle un golpe que el joven juraría que no había sentido antes...

———

El adolescente se dirigió hacia el baño al costado de su habitación, en el que entró para acto seguido desnudarse y después observarse al espejo, se le formó un nudo en la garganta y después cerró bruscamente los ojos, los cuales, nuevamente, se llenaban de lágrimas.

- "joder, joder!! JODER!" —Exclamó. Podía gritar todo lo que quisiera, su madre estaba de viaje por trabajo y su hermana casi nunca en casa, así que no había problema. Perfectamente podría quitarse la vida y nadie se enteraría—

El teléfono de la esperanza (Jakeki) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora