Se aceptan pedidos. Solo pido paciencia.
➹Chico x chico
➹+18
➹ Algunos capítulos tienen temas sensibles, si no te agrada lee la advertencia del inicio de esos capítulos.
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➷Historias 100% mías.
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"Don't worry, love None of this is a coincidence, we're totally different, baby, because we're the two who found our destiny"
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Mentiría si decía que no estaba terriblemente orgulloso de lo que acababa de hacer.
Finalmente lo había hecho, había logrado marcar un gol para el equipo de toda su vida, el Barcelona.
Corrió con entusiasmo hacia la esquina de la cancha para celebrar. Su rostro parecía no tener la capacidad para albergar esa enorme sonrisa que decoraba sus labios. Podía jurar por su vida que nunca antes había estado tan feliz.
La hinchada culé enloqueció, festejando con alegría desde las gradas. El portugués se sentía como algún tipo de deidad al ver la forma en la que vitoreaban su gol.
Se mantuvo allí por unos segundos, hasta que prontamente sintió q alguien dándole un ligero golpe a su espalda. Se dio la vuelta, logrando notar que se trataba de su compañero, Gavi.
Sonrió al verlo, aunque rápidamente logró sentir un intenso olor a chocolate amargo invadiendo sus cosas nasales y era algo extraño, pues era el único de sus compañeros el cual tenía un olor tan alborotado. Se paralizó con esto por un momento, pero simplemente creyó que le estaba tomando demasiada importancia.
Gavi sonrió también y pasó a abrazar al mayor, pero al igual que como le pasó a este, sus nariz se arrugó tras sentir el casi nulo aroma que emanaba del portugués. Logró sentir un muy leve olor a durazno. Supo rápidamente que un neutralizador era el responsable de que aquel delicioso olor fuera tan pobre.
Pablo sonrió de lado, aun recostado sobre el hombro del mayor. Lo había descubierto, era un omega y parecía ser que su celo estaba cerca.
Al cabo de unos segundos se separaron, viéndose fijamente. João sin mantenía una sonrisa plagada de alegría, pero Pablo tenía una sonrisa ladina, ladina y coqueta y por alguna razón João entendía lo que esto significaba. Al parecer el menor había logrado identificar su suave aroma.
La sonrisa de João se convirtió en una mueca nerviosa y Pablo lo notó, por lo que fue a abrazarlo otra vez.
"Hey, crees que... ¿Podamos hablar después del partido?" -preguntó el español.
