Lo despertaron las manitos de su hijo, Valentino, tocándole la cara.
-¡Papi! ¡Papi! -tironeó de él, preparándose para saltar con fuerzas en la cama para despertarlo -¡plaza!
Valentino había aprendido pocas palabras, pero "papi" y "plaza" le salían a la perfección. Era sábado, y el niño sabía perfectamente que ese día el plan no sería ir al jardín, sino a la plaza como cada sábado (si el pronóstico del tiempo se los permitía).
-Valen... dejá que papá se pueda terminar de despertar -murmuró Cristian, con pereza.
La mamá de Valen, su ex mujer, los había abandonado ya hacía tiempo y él intentaba ejercer su paternidad de la mejor manera posible. A menudo su grupo de amigos solían llamarlo cariñosamente "papá luchón", y ciertamente eso era lo que hacía: luchar cada día por su hijo.
-¿Querés ir a la plaza? -le preguntó dulcemente a su hijo, mientras se levantaba para abrir las cortinas.
Afuera era una mañana soleada preciosa. La primavera comenzaba a abrirse paso, tras un largo y oscuro invierno.
-¡Sí! ¡Plaza! -chilló Valentino, mientras daba saltitos en la cama.
Después de ducharse y desayunar, Cristian no tardó demasiado en preparar las cosas para el picnic, ya que querían aprovechar al máximo el hermoso día. Llenó su mochila con comida, algunos juguetes de Valen, una mantita para tirarse en el pasto y, en cuanto estuvieron listos, salieron a disfrutar de la mañana.
...
El parque que habían elegido en esta ocasión estaba todavía bastante vacío. Había algunas parejas sentadas en el césped, niños jugando, grupos de amigos tomando mate... todo aquello le producía a Cristian una extraña punzada de tristeza. A pesar de que Valentino era su gran compañero, no podía evitar sentirse solo. Se acercaba la primavera, el momento donde el amor y la amistad florecían en cada esquina, y él... él estaba solo. Claro que tenía a sus amigos, pero le faltaba la compañía de alguien especial con quien conversar, compartir su vida y sus gustos.
Desde que Karen los había abandonado no había vuelto a intentar formar una pareja, ya que su corazón había quedado completamente destrozado. Pero, cada tanto sentía la necesidad de volver a sentir algo por alguien.
-¡Papi! ¡Guau guau! -Valentino lo sacó de sus pensamientos, saltando y señalando hacia un hombre que estaba cerca de ellos, tirado en una manta leyendo un libro, con un pequeño bulldog francés que estaba junto a él.
Cristian se detuvo para observar mejor al hombre: aparentaba tener su edad, o quizás algunos años menos... tenía el pelo teñido de platinado, anteojos de sol que lo hacían ver muy atractivo y una actitud despreocupada que le llamaba mucho la atención.
-¡Papi! -su hijo continuó tironeando de él y señalando al perrito -¿poemos?
La forma que tenía Valentino de intentar pronunciar las palabras le daba mucha ternura.
-No, Valen... -le respondió, sin dejar de observar al hombre -no molestemos al chico, que está leyendo.
-No me molestan -el chico cerró su libro y se quitó los anteojos para observarlos de frente -¿querés jugar con el perrito, campeón?
Valentino asintió con emoción, dando pequeños saltitos de felicidad, mientras el chico se ponía de pie.
-Se llama Polito -le indicó dulcemente, mientras el niño acariciaba con cuidado al pequeño perrito, que movía la colita con alegría.
-Poito -intentó repetir Valentino.
Cristian sonrió enternecido al contemplar la escena, mientras una extraña sensación de calidez lo recorría.
-Me llamo Cristian -le extendió la mano con cortesía -y él es Valentino.
-Un gusto, soy Lisandro -le devolvió el apretón de manos.
Mientras Valen jugaba con Polito, que parecía encantado con sus mimos, se quedaron en silencio durante unos instantes que a Cristian le parecieron extremadamente incómodos. Le hubiera gustado poder tener algún tema de conversación para poder charlar con él, pero cada cosa que se le ocurría era un cliché estúpido al estilo de "¿Venis siempre por acá?".
-¿Vamos, Valen? -le preguntó Cristian con nerviosismo -dejemos a Lisandro que siga leyendo tranquilo.
-¡Papi, no! -el niño puso un puchero. Si había algo que adoraba Valentino en el mundo, además de jugar con su pelota, eran los perritos.
-No pasa nada, Cris -le respondió el teñido, sorprendiéndolo. No esperaba que lo llamara así -me viene bien un poco de compañía.
Después de casi una tarde entera de conversar y tomar mates, Cristian había recopilado bastante información importante sobre Lisandro: estudiaba letras, se había mudado hacía poco a la ciudad, trabajaba en una librería y amaba los perritos. Pero aún no había terminado de comprender si lo que quería con él era una amistad o... algo más. Y tampoco le parecía pertinente preguntarlo, por miedo a arruinar el momento. Lo cierto era que le caía muy bien y conversar con él era lo más agradable que le había pasado en mucho tiempo.
-Bueno... parece que tanto jugar los cansó -Lisandro señaló a Polito y a Valentino, que dormían plácidamente recostados sobre la mantita que habían extendido en el césped.
Cristian sintió que se derretía de ternura. Tomó su celular para sacar una foto que inmortalizara el momento, como hacía cada vez que veía a su hijo hacer algo nuevo.
-¿Después me la pasás? -el teñido le preguntó.
El moreno no entendió por qué no le tomaba una foto con su propio celular en vez de pedírsela a él, pero... allí comprendió. Se trataba de una muy sutil, pero a la vez clara indirecta.
-Sí... claro. Pasame tu número, por si alguna vez Valen quiere volver a jugar con Polito.
Luego de intercambiar sus números de teléfono, Cristian despertó a Valentino con dulzura, quien se negaba a levantarse.
-Vamos a casa, Valen -le susurró con ternura, mientras el niño se aferraba a él.
-Nos vemos, Cris -Lisandro lo saludó con un beso en la mejilla, mientras que le revolvía el cabello a Valentino cariñosamente -espero verte pronto.
Al llegar a su casa, Cristian notó que había recibido un mensaje de Lisandro, que lo hizo sentir esa emoción que solo se siente al conocer a alguien nuevo que puede llegar a ser algo más que un amigo:
-Me encantó conocerte
-Digo, conocerlos
-Cuando Valen quiera jugar con Polito, ya sabés donde encontrarnos
N/A buenoooo esta idea me surgió mientras me tomaba un recreo mientras estaba estudiando, así que aquí va el primer capítulo. Serán múltiples escenarios pero siempre los protagonistas serán ellos, enamorándose obvio. Espero que les guste, y si tienen ideas o sugerencias para los próximos capítulos siéntanse libres de dejarlas acá <3
ESTÁS LEYENDO
Una y mil veces (Cuti x Licha AU)
FanfictionUna serie de OS (One shots, capítulos únicos) donde Cristian y Lisandro se enamoran en diferentes universos.