[Capítulo 29]

2.4K 285 192
                                    

No estoy nada orgullosa del capítulo de hoy pero bueno, lo he intentado :b

Darle apoyo aunque sea una kk

•••

T/N

Había muchas formas de hacer feliz a un hombre.
Invitarlo a cenar, ver un partido de fútbol, ir a verlos entrenar, entre otras muchas cosas. En el caso de Sukuna, ninguna de esas cosas funcionaban, bueno, la primera sí.

Así que os estaréis preguntando qué le he regalado yo.

A Toji casi le da un infarto cuando se lo dije, pero me debía un favor.

Lo que le había regalado era…

Un hámster.

Sí, un hámster.

—Eres la mejor del mundo, casémonos —expresó eufórico al ver al pequeño animal.

—Déjate de tonterías —rodé los ojos. Ya habíamos vuelto a casa y ahora estábamos en su habitación, montando la mansión para el hámster.

Había escogido a un hámster revoltoso a propósito para hacerle la vida imposible a Sukuna cuidándolo, pero sorprendentemente, el hámster amaba a Sukuna. Un sentimiento mutuo, sin duda.

—Lo voy a llamar Chicle—ideó.

—Vaya mierda de nombre —admití.

—Tú tienes una mierda de cara y nadie te dice nada —se encogió de hombros, juntando dos toboganes.

—Y tú tienes una… —la melodía de mi teléfono me interrumpió.

Era una llamada de Toji.

•••

Suguru | Horas antes

Estaba terminando de pasar el plumero por los muebles cuando el timbre al fin sonó.
Tiré el plumero quién sabe dónde y corrí hacia la puerta, quitándome el delantal por el camino.

Abrí la puerta, alegrándome de ver a alguien que jamás pensé que me alegraría al ver.

—Ya estoy aquí mi amor —bromeó Satoru, entrando dando saltitos de Heidi por el pasillo.

—Llegas tarde —recriminé.

Él dejó unas bolsas en la mesa de la cocina que a saber que llevaban y me miró con el labio torcido.

—Si no me quieres aquí, me voy, eh —hizo un gesto con su mano, como si se echase hacia atrás una cabellera imaginaria.

Suspiré y cerré la puerta de casa de un empujón.
Siempre era así, incluso en situaciones importantes este descerebrado seguía comportándose como un niño. En fin.

—Tenemos que hablar —pedí.

Él caminó rápidamente hacia mí, quedando frente con frente y con una cara de indignación que me recordaba a mí atendiendo denuncias.

—No, no, no —movió su dedo índice de un lado a otro —Primero que nada, buenas.

—Buenas —respondí sin muchas ganas.

—No, no, así no. Espera que te enseño —preparó su garganta con un fuerte carraspeo —Buenas —alargó la “a” hasta quedarse sin aire.

No me quedaba más remedio que hacer lo mismo, o si no, no me escucharía.

—Buenas —imité.

—Así sí —puso sus brazos en jarra, con una gran sonrisa —¿Ves como no es tan difícil?

Loyalty | Suguru Geto × T/N | +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora