03. la ira

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Al día siguiente

Haru gracias a su hambre fue el primero en despertar, y recordando que debe alimentar a michio que por la noche ya habia llegado al lugar y sentado en un lugar tranquilo pero cerca del destino, se levantó.

Buscando comida en el refrigerador encontró unas papas fritas que se veian como si fueran de ayer. Pero igualmente se las comió, siendo visto por akiho.

Akiho: haru, te comiste mis papas.

Haru: no estaban tan buenas.

Akiho: claro, eran del día de ayer.

Haru: te salvé de estas papas no tan disfrutables.

Challe: yo puedo hacer unas nuevas *aparece con el uniforme puesto*.

Haru: si que te gustó el uniforme.

Challe: es cómodo, y no me molesta que me vean.

Akiho: ¡Si!, un descanso de la cocina, ¡Ahora me salvé de pensar en que hacer con esos calamares congelados!.

Challe: serán comida para michio.

Y así el grupo desayunó, incluyendo a michio que comió calamar cocido.

Al ir al reino vampiro, lo primero que hicieron fue comprar comida que fue de lo que challe se encargó.
Mientras que akiho compró un nuevo piano que haru cargó hasta la taberna y acomodarlo.

Challe: ¿Por qué compraste un piano?.

Akiho: es para kyoka, el anterior se rompió.

Haru: vete a saber tú como pasó.

Challe: bueno, yo ya compré los viveres y los acomodé.

Akiho: es una larga historia, que solo kyoka conoce.

Challe: oye, ¿Y cómo no me buscaste antes de encontrar a haru?.

Akiho: estaba trabajando en la taberna, esperando a que alguno de los dos apareciera y pidiera mis famosas albondigas, y también miraba a kurama.

Haru: no sabia como encontrarlo hasta que le dije que estaba en el reino de los vampiros.

Challe: ¿Cómo no reconociste el lugar?.

Akiho: nací de una aquamarina, solo recuerdo el lugar de mi nacimiento.

Haru: tranquila, se entiende.

Challe: ¿Y tienen idea de donde puede exactamente estar kurama?.

Akiho: lavando platos.

Challe: osea, una fonda, taberna o restaurante.

Haru: no me digas que tendré que usar mi olfato para saber donde está.

Challe: tu lo has dicho.

Haru: maldición.

Akiho: yo veo que está por allá *señala un restaurante*.

Challe: bueno, empecemos por ahí.

El trio fue al restaurante señalado, allí fueron atendidos, no lograban distinguir, ya que los vampiros eran una raza con rasgos que se repiten en las generaciones. Por lo que intentar encontrarlo por su apariencia era como encontrar una gallina en un gallinero. Pero pronto se escuchó un desastre uno de los meseros se cayó al suelo mojando la manga del traje de un cliente.

Kurama: ! *habla con voz suave* l-lo siento señor, no quería que esto pasara.

Cliente molesto: esto debe saberlo el gerente.

Kurama: ¡N-no por favor!.

Haru: que desafortunado.

Akiho: ¡Kurama! *vuela hasta kurama y lo abraza*.

Kurama: ! *mira a akiho* ¿A-akiho?, ¿Qué haces aquí?.

Akiho: ¡Reunir a los siete pecados capitales!, y tu eres el más importante de todos, porque eres nuestro capitán.

Todo el restaurante quedó en silencio, todos miraban a akiho y kurama.

"Los siete pecados capitales..., ese chico... es kurama, el león de la ira, aquél traidor con la gracia del sol que consiguió matar a inocentes por ira pura".

Eso fue murmurado por todos en el restaurante.

Haru: *se lleva la mano a la frente con cara de sorprendido*.

Challe: *sonríe de medio lado expentante*.

Akiho: ¿Qué están mirando?, ocupense de sus asuntos.

Kurama: *intenta ocultarse un poco abrazando a akiho*.

El gerente se acercó al duo con mirada amenazante.

Gerente: asi que este es el tan mencionado kurama, el traidor, veamos... que tan cierta es la leyenda.

El gerente dió un golpe con una lanza que kurama bloqueó cubriendo el cuerpo de akiho con el suyo. Challe rápidamente robó la lanza y se la dió a haru.

Challe: vamos, vinimos en son de paz, nos llevamos a kurama y solucionado.

Gerente: que patetico, ni siquiera te defendiste por ti mismo.

Kurama: estoy teniendo paciencia, pero no me tiente, que puede que pronto ya no la tenga.

Gerente: contra alguien como tú, no tengo miedo, eres pátetico, tienes que tener a un chico y a una chica defendiendote.

Kurama: *suelta a akiho mientras saca una pequeña guadaña* ¿No hay respeto aquí entonces?.

Gerente: está claro, que no.

Kurama: *hace crecer la guadaña y con giro el vampiro frente a él ya está en el suelo de par en par*.

Akiho: ¡Eso kurama!, enseñales, ¡Porque no tienen que meterse con los siete pecados capitales!.

Kurama: *quema al gerente vivo* si no quieren este mismo destino, empiecen a respetarme.

Todos los presentes, sintieron terror, uno muy profundo, no querían hacerlo enojar más, el destino era demasiado ardiente.

Continuará

nanatsu no magicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora