SEPTIEMBRE
El sonido del autobús hace que salga del trance en el que estoy metido por culpa de la música que se debe escuchar a través de mis AirPods. El trayecto hasta el instituto siempre se me hace eterno, bajo la música para escuchar un poco del entorno que me rodea y lo único que se escucha son las banales conversaciones de la gente de atrás.
En mi instituto te encuentras todo tipo de fauna silvestre. Desde los que se sientan en la última fila del autobús cada mañana, hasta las chicas pedantes que solo saben horrorizarse de todo, pasando por los inadaptados y, en último lugar, yo. No pertenezco a ningún sitio, a ninguna banda, no hago deporte y no tengo un grupo grande amigos.
Es decir, soy el último escalón en la jerarquía adolescente.
Mientras veo que la próxima parada está cerca, me quito los AirPods y allí está Jon, mi mejor amigo. Jon y yo nos conocemos desde que entramos en primero, ambos descubrimos de una manera instantánea que no pertenecíamos a ningún grupo. Jon es alto, demasiado alto para la edad que tiene, pero lo compensa su mentalidad que es demasiado adolescente para ser adolescente. Tiene el pelo del color de la noche, es sarcástico y siempre está preocupado por nuestro estado mental.
El primer día, durante la hora del recreo, se acercó hasta donde me sentaba (y aún me siento) para estar un poco a mi aire y me preguntó si se podía sentar conmigo. Desde aquel día no nos hemos separado en ningún momento hasta que unos meses después se unió Fátima.
¡Ay, Fátima! Ella empezó a mitad de aquel curso cuando sus padres llegaron desde Túnez y montaron el ultramarinos más grande de todo el barrio. Fátima tardó algo más en entender que Jon y yo no pertenecíamos a ningún grupo del insti, así que después de ser la tía más cantosa a la hora de observarnos, Jon se acercó y le dijo que si le apetecía venirse con nosotros a desayunar durante la hora del recreo, ella aceptó (algo tímida para la personalidad que tiene) y ahí empezamos a salir los tres. Sí, parece que lo que estoy diciendo es salido de alguna película musical de Disney Channel, pero ocurrió tal cual lo estoy narrando. Empezamos a descubrir un tipo de adolescencia en la que nos daba igual ir a bailar al centro comercial, ir a comer patatas fritas a la plaza del parque que hay junto al instituto, ir al cine a ver pelis cutres y, sobretodo, podemos ser nosotros mismos sin ningún tipo de remordimiento a pesar de vivir en un entorno hostil como es el instituto.
Y, diréis: No puede ser tan hostil.
Sí, lo es.
Si eres un chico alto, deportista y unineuronal, ya sabes que tus años en el instituto van a ser una experiencia maravillosa en la que vivirás mil momentos alucinantes sin que te juzgue nadie. Ahora, si no cumples esos requisitos vivirás muchas menos experiencias, mucha gente te juzgará y no podrás ser tú mismo hasta que te vayas a la universidad.
Venga, no me digáis que soy un exagerado... todos hemos sufrido a lo largo de nuestra experiencia en la secundaria; ojo, no digo que todo sea malo ni deprimente, ahora que estoy en primero de bachillerato puedo decir que los mejores momentos que he vivido a lo largo de mis diecisiete años han sido con mis amigos. Ellos me han regalado experiencias que me llevaré para siempre, pero eso no quita que el instituto, a veces, sea un maldito infierno en la tierra.
Desde el otro lado de la ventana, Jon, me hace una mueca como cada mañana. Lentamente, por culpa de la gente de que hay en la parada, se sube y se sienta a mi lado.
––Buenos días, caballero.
––Buenos días, señor ––contesto dedicándole una sonrisa.––¿Viste la película que te dije que habían puesto en HBO? ––pregunta sabiendo que no he visto la película porque una de las obsesiones de Jon son las películas de acción casposas.
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El vuelo triste de las golondrinas (Bilogía "Vuelo" I)
Fiksi RemajaLucas es un adolescente que vive en un mundo al que no corresponde, sigue las normas establecidas y es un buen chico, pero la vida no es justa con él. La situación en su instituto solo es soportable con la ayuda de sus dos mejores amigos. Todo cambi...