Poché
Daniela Calle era una mujer que sabía que era guapa y usaba ese conocimiento para conseguir lo que quería. Tenía una sonrisa arrogante y una fanfarronería sobre ella que provenía de una sobredosis de confianza en sí misma y una historia de que se lo habían dicho que era más que suficiente.
—Los dejo solos para que hablen—, dijo Thompson, después de presentarnos.
Si se había dado cuenta de que la actitud de Calle era diferente de lo habitual, no dejó que se le notara nada. Tenía la sensación de que los dos acababan de tener una charla. Volvió a tender la mano y la estreché. Le echó un vistazo a la jugadora que yo no podía leer. ¿Una reprimenda? ¿Una advertencia? Luego se fue de la oficina.
Cuando la puerta se cerró detrás de él, me di cuenta de que Calle y su ego, hicieron de esta una pequeña habitación, incluso mas que cuando éramos tres. Sabía lo que estaba haciendo, sin embargo, si había algo por lo que no me apartaba, era por el orgullo de alguien.
—Correcto—, dije. —Tenemos mucho que hacer si queremos que te recuperes para cuando vuelvas al campo.
Me levantó una ceja. Su sonrisa estaba desequilibrada. Asumí que era su cara de juego, y no estaba hablando de fútbol.
—Pareces la persona indicada para resolverlo.
Me miró de arriba a abajo, su sonrisa era inquebrantable.
—Puedo decir que nos vamos a divertir mucho.— Se inclinó hacia mí y me dijo en un susurro: —Es lo que mejor hago.
Su aliento rozó la piel de mi cuello y me estremecí. Cuando sus ojos volvieron a ver los míos, asentí enérgicamente. No quería que supiera que me estaba afectando. No iba a caer en sus payasadas, aunque fuera una de las mujeres más sexys que había visto. Se veía aún mejor en persona que en las fotos.
—Su insinuación no se me escapa, Señorita Calle.
Abrí el teléfono y me llevé la imagen de ella saliendo del hotel con dos mujeres. Volteando para mirarla, me aclaré la garganta.
—Estoy al día con tu idea de diversión y estoy aquí para asegurarme de que eso no vuelva a pasar.
No parecía tan sorprendida como esperaba, pero la sonrisa había desaparecido y parecía irritada.
—Lo que hago en mi tiempo libre debería ser asunto mío.
—Si quieres privacidad personal, estás en la carrera equivocada.
Agitó la cabeza. Su enfoque inicial se había evaporado. Gracias a Dios.
Calle era mucho más atractiva en persona, y yo sólo podía mantenerme seria por un tiempo cuando había una tensión sexual como ésta.
Se sentó en una de las sillas, con los codos en las rodillas. Sus brazos eran grandes y tenía tatuajes. La camisa sin mangas que llevaba los mostraba de manera hermosa.
—No necesito esto, lo sabes, ¿verdad?—, dijo. —Este... cambio de imagen que se supone que me estás dando.
—Lo que necesitas es volver al equipo y quedarte allí.
—Me las arreglé sin nadie hasta ahora.
—Estás suspendida—, señalé.
Enfurecida me miró. Oh chica. Cuando no estaba poniendo de manifiesto su ridículo encanto, parecía tener una actitud como la de un adolescente. Qué divertido. Pero no pude evitar asombrarme por su belleza femenina. A pesar de mí, mis bragas se humedecieron y mi vagina se apretó fuertemente entre mis muslos.
Yo no lo haría, me dije. No dejaría que este tipa me arrastrara hacia abajo en mi carrera, no importa lo guapa que fuera. No me acosté con mis clientes, nunca, y no iba a empezar ahora.
Mirando hacia atrás a su fuerte cuerpo y a su lindo rostro, tuve que recordármelo de nuevo. No se me quedó en la cabeza todo el tiempo que deseaba. En vez de eso, fue cubierto por los pensamientos de Daniela empujándose a sí misma hacia mí, llenándome y haciéndome rogar por más.
No lo hagas, Poché, me dije.
Y aun que sabía que era lo suficientemente fuerte para resistir a esta jugadora arrogante. No estaba tan segura de querer hacerlo.
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Amor en Juego (Adaptación Caché)
RomanceYo me regia por una ley: Los clientes están fuera de la liga. Calle G!P