Capítulo 11: Nos hacemos bien

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Gabriel Steven

No esperaba que me encontrara con  Sara y menos que me haya visto en ese estado ¿Será por casualidad o es el destino? Me contuvo, cuando pensaba que mi vida se caía en pedazos, no tengo un camino ni una solución para que mejor la situación, llegó ella y pude ver colores en mi cielo gris, de verdad agradezco su apoyo.

No soy de llorar, no sé expresar mis sentimientos, nunca me desahogué en lágrimas, siempre mi cuaderno y mi lápiz fueron mi salvación, sin embargo, ahora exploté por todo lo que me estuvo pasando.

Vamos al restaurante "Casa Bini", es mi favorito, hacen platos super ricos.

Caminamos una cuadra y le solté la mano a Sara, no quería que se sienta incómoda al estar así conmigo.

No está lejos el lugar, en cuestión de minutos llegamos.

Entró ella primero y yo después, elegí la mesa que se encuentra cerca de una de las ventanas y pedí el menú.

— ¿Qué se puede elegir? aún no sé descifrar el francés —Dijo Sara, la entiendo, yo también no sabía nada del francés, sin embargo, tuve que aprender a hablar normalmente el idioma para estar aquí sin inconvenientes.

— No te preocupes por eso, te voy a decir un plato y si te gusta lo pedimos ¿te parece? —Le respondí, hay una comida francesa que me encanta.

— Bien, gracias Gabriel —

— ¿Te gusta la cebolla y caramelizada? — Tengo en mente un plato tradicional de acá.

— Si — Respondió Sara.

— Perfecto, entonces pediremos una sopa de cebolla francesa — Le comenté.

Pedí al mesero esa comida y nos dijo que en 15 minutos estaría nuestro pedido.

— Conozco el plato, incluso lo hice en una clase de gastronomía pero probarlo de un restaurante francés es mucho mejor — Dijo ella y me acordé que me contó que estaba estudiando esa carrera antes de llegar a París.

Seguimos hablando, yo le comentaba los platos de acá, los más destacados y ella me hablaba de las comidas típicas de Argentina.

Dentro de un rato llegó nuestro pedido, Sara fue la primera en probar un bocado.

— Muy rica, tiene su toque francés —Comentó mi compañía.

— Sabía que no te ibas a arrepentir de comerla —Le hablé.

— Comamos tranquilos — Dije y disfrutamos del almuerzo.

— No quiero sonar preguntona, aunque no me puedo quedar con la duda ¿volverás a tu casa? seguramente sin buen humor pero no hagas lo mismo que yo por favor, mira estoy sin plata, sin trabajo, sin conocimiento de la cuidad y no sé hablar francés; solo tengo un techo por tí — Me preguntó Sara mientras comemos, la verdad no pienso volver a esa casa, al menor por ahora no.

— Tranquila, no me molesta, por el momento quisiera estar alejado de mi padre, así que no volveré y por tu situación, te ayudaré a buscar un trabajo — Le respondí.

— Entiendo, bueno gracias, terminemos esta comida — Dijo ella y seguimos comiendo.

Al cabo de media hora o más terminamos de almorzar, le pregunté si quiere postre y me respondió que no, bueno al menos salimos del clima triste y emocional de hace un rato y con eso ya me quedo más tranquilo.

— ¿Te molesta si ya nos vamos? quiero volver al hotel y contarle a mi amiga todo porque se lo debo —Me preguntó Sara.

— No es molestia, ya pido la cuenta y nos retiramos —Le respondí, entiendo que tiene que contarle a su amiga lo que hizo, yo también haría lo mismo, los seres humanos tenemos sentimientos que son difíciles de  controlar y nuestro ser carga con muchas cosas, que a veces no podemos soportarlas y actuamos según nuestra intuición o lo que pensamos al respecto.

Sara se disculpó conmigo porque no me puede dar algo de plata para pagar la cuenta, sin embargo, yo no tengo problema con eso, al final fui yo quien la invitó y me pongo en su lugar, no es fácil lo que le está pasando.

A la salida, tomamos un taxi para irnos al hotel.

En cuestión de minutos llegamos al lugar, pagué y nos bajamos.

— Gracias por la invitación al restaurante, estuvo muy buena la comida, de nuevo quiero agradecer por haberte conocido y ya sabes que estoy para lo que necesites — Dijo Sara con una sonrisa en su rostro.

— No debes dar las gracias, es más, debo agradecerte porque me alegraste el día a pesar de mis problemas — Le hablé sinceramente.

— Eres una persona buena Grabiel y mereces cosas buenas, nos vemos luego — Fueron las últimas palabras de ella tras cerrar la puerta de su habitación.

Quiero que ella se quede.

Me hace bien.

Sara Castillo

¿Merezco que el destino me haya presentado a un hombre tan maravilloso en todos los sentidos? Me hace sentir segura, olvido mis inquietudes si lo abrazo, estoy en paz con el, quiero que no se vaya de mi vida.

Ya en en el cuarto, me siento en la cama y veo la hora antes de llamar a Brisa, para ver si allá es la hora en que ella pueda estar libre. Son las 13:30hs horario de París, seguro estará estudiando o haciendo algo pero luego se hará tarde y no le podré contar, así que la voy a llamar ahora.

  •••

Terminé de hablar con ella, al principio se enojó conmigo porque no le conté la situación ese día y que sin ningún problema me iba a aceptar en su casa, aunque luego de que le expliqué que en ese momento tenía pensamientos negativos y no quería ser más una carga para alguien, me comprendió. Después le comenté mi encuentro con Gabriel, que me ayudó y gracias a él tengo en donde quedarme, Brisa bromeó diciendo que si está soltero no debería dejarlo ir, pero yo no voy a eso, quiero que se quede en mi vida porque estoy tranquila a su lado, sin embargo pienso que no es el momento para buscar un novio. Mi amiga quiso que le escribiera todos los días para saber que me encuentro bien, para así  poder estar despreocupada, cosa que entiendo y le hablaré en una hora que sea la adecuada para ella también.

Decidí darme un baño para descansar un rato.

Pensando bien luego de ducharme y de cambiarme la ropa ¿Cuánto saldrá este hotel por noche? Es de lujo y seguramente gente con mucha plata puede pagar su estadía aquí. Entonces busqué por Google y me salió un precio bastante alto, debo conseguir un trabajo y mudarme a un hotel más accesible porque no podré pagarlo ni tampoco quiero que Gabriel gaste lo que tiene por mí.

Él me ha ayudado mucho, pero no quiero ser una carga en su vida, teniendo sus propios problemas.

Voy a descansar un rato y después lo llamaré para hablar del tema.



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