Aunque tuvo muchas dudas al momento de subirse a ese flamante Lamborghini, Ruby reconoce enseguida que Chelsea es una excelente conductora, ni de lejos tan temeraria como hubiera imaginado. Mientras la observa conducir, piensa que se ve bastante madura frente al volante, y dirigirse con ella hacia el océano la hace sentir como si estuvieran en una cita.
«Tal vez esta sea mi oportunidad», reflexiona para sus adentros. Lleva toda la semana esperando el momento adecuado para cuestionarla sobre su relación, sobre los besos, y sobre lo que siente en verdad.
—O-Oye... ¿puedo preguntarte algo? —se anima a decir, frotando sus manos con una expresión ansiosa.
—Eres adorable —responde la pelirroja, quien parece divertirse con su timidez —. En lugar de preguntar si puedes preguntar, pregunta y ya.
—¡Sí, por supuesto! Verás... quisiera saber...
—Ajá...
—S-Sobre...
—Sobre...
—Sobre... ¡el delfín! —exclama al fin, acobardándose en el último momento —. ¿Cómo supiste sobre ese delfín?
—Ah, eso. Mis seguidores me mantienen al tanto de cualquier emergencia en las costas de Oceanside —revela Chelsea, para seguidamente extenderle su celular —. Checa esto.
Al recibirlo entre sus manos, Ruby puede ver que alguien ha publicado un video en una de sus redes sociales, en el que se muestra a un grupo de pescadores intentando liberar al delfín, sin mucho éxito.
—Me gustaría que dejaran de usar redes de deriva —lamenta la joven kraken, desanimada por tan triste escena —. No causan tanto daño como la pesca de arrastre, pero igualmente son un peligro para muchas especies. Es bastante común que allí se queden atrapados tiburones, tortugas, aves marinas, focas, ballenas y, claro, delfines.
—¿En serio? No tenía idea —responde Chelsea, quien parece contagiarse de su pena.
En un intento por subirle los ánimos, la sirena se inclina en su dirección para depositar un beso en su mejilla, que se sonroja al instante; acto seguido, desliza su dedo por la pantalla y le muestra otra publicación, nada menos que una foto suya posando en la playa.
—¿Te gusta lo que ves? —interroga entonces, susurrándole al oído con un tono suave y seductor.
—Sí... me gusta mucho... —responde la menor, notablemente nerviosa. La pobre intenta apartar la mirada de la pantalla, pero le resulta imposible.
—Cuidado, si comienzas a babear dentro del auto, me cobrarán una multa —insiste Chelsea, mientras desliza el dedo una vez más para mostrarle otra fotografía, y otra, y otra más.
—Claro... el auto... el... ¡AUTO! —exclama Ruby de repente, señalando hacia el frente con una expresión de pánico.
Chelsea se sobresalta al descubrir que acaba de invadir el carril contrario, y que está a punto de estrellarse contra otro automóvil, cuyo conductor presiona incesantemente la bocina. Varios vehículos a su derecha le impiden regresar a su carril, y ya no hay tiempo para frenar, por lo que no tiene más remedio que girar el volante hacia la izquierda para salirse de la carretera.
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Besos Húmedos [Chelby]
FanfictionDos años después de su feroz enfrentamiento, Ruby descubre que Chelsea se encuentra de regreso en Oceanside, y que a causa de su derrota ya no es bienvenida entre las otras sirenas, por lo que decide darle una segunda oportunidad para que enmiende s...