Mientras Ruby comparte sus preocupaciones con Connor, un grupo de voluntarios comienza a congregarse frente a la orilla del mar, pues alguien acaba de avistar una brillante cabellera roja asomándose entre las olas.
—¡Miren todos, es Chelsea! —exclama uno de sus admiradores, anunciando su llegada con gran emoción.
Ese admirador no es otro que Kevin, quien ya la idolatraba desde que apareció por primera vez en Oceanside. El resto de fanáticos a su alrededor comparten su emoción, y esperan impacientes por la llegada de tan aclamada sirena.
La propia Chelsea adopta su forma humana al hallarse lo suficientemente cerca de la orilla, pero en lugar de regodearse con las alabanzas de su pequeño comité de bienvenida, coge a Kevin de la camisa y lo agita con fuerza.
—¡Rápido!, ¡necesito encontrar a Ruby Gillman! —demanda entonces, notablemente ansiosa.
—¿Tu co-estrella? Está por allí —responde el joven, mientras extiende el brazo para señalar el kiosko.
Al voltear la mirada en esa dirección, sus ojos azules se llenan de esperanza, y la sonrisa que se dibuja en su rostro es una que, para todos los presentes, dista mucho de la que muestra en sus directos; en esta ocasión, su sonrisa transmite felicidad, simple y llana felicidad. Desafortunadamente, esa felicidad le dura bien poco, pues muy pronto descubre que su adorada kraken no se encuentra sola.
—¡Ese don nadie intenta robarse a mi chica! —advierte, agitando al pobre con aún más fuerza.
«Pero no lo permitiré, le haré saber que Ruby es mía y de nadie más, se lo haré saber a todo el mundo», declara para sus adentros. Es entonces que, con gran determinación en su mirada, aparta a Kevin de su camino y comienza a correr hacia el kiosko, siendo seguida por todos los presentes.
—¡Ruby! —grita a los cuatro vientos.
Ruby se sobresalta al escuchar su voz, y tan pronto como consigue voltearse, Chelsea le salta encima y la hace caer de espaldas contra el suelo, para seguidamente acorralarla entre sus brazos.
Las dos se miran fijamente por algunos instantes, perdiéndose brevemente en los ojos de su contraria, hasta que los murmullos de sus espectadores interrumpen ese pequeño trance; es en ese momento que, sin un ápice de duda en su corazón, la sirena decide verbalizar lo que siente.
—¡Te amo, Ruby Gillman! —confiesa al fin.
—¿Q-Qué? —titubea la menor en respuesta, sin poder dar crédito a lo que escucha.
—¡Te amo, te amo, te amo! Y jamás me cansaré de decirlo.
—Yo... ¡yo también te amo!
El público reacciona ante tan conmovedora escena con un largo y tendido "awww", mientras que Chelsea, complacida con su respuesta, se pone de pie y le extiende su mano para ayudarla a levantarse.
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Besos Húmedos [Chelby]
FanfictionDos años después de su feroz enfrentamiento, Ruby descubre que Chelsea se encuentra de regreso en Oceanside, y que a causa de su derrota ya no es bienvenida entre las otras sirenas, por lo que decide darle una segunda oportunidad para que enmiende s...