Decisiones

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A la mañana siguiente al despertar, había una enfermera acomodándole el suero con el medicamento intravenoso

— Su alteza, como se siente? — la diablilla, presionó, un botón y llego el médico con su máscara típica de cuervo, mientras que aún no era capaz de articular palabra, sentía el pico seco, y estaba bastante desaliñado, una apariencia bastante deplorable para un príncipe.

— Príncipe Stolas, me alegra que haya despertado, ¿cómo se siente?, siente ¿algún dolor? ¿Alguna molestia? — preguntaba mientras iba tocándole la pata, qué fue quebrada y apuñalada varias veces por un cuchillo celestial, y se detuvo cuando escucho un quejido.

—aauuch basta! ¿¡No puede ser un poco más cuidadoso!? — dijo algo molesto y a la vez cayo, en cuenta que aún no se había recuperado del todo.

—Eso precisamente era lo que quería comprobar, lamentablemente su recuperación está siendo y será más lenta de lo normal, de un demonio real como usted, por lo general, la recuperación de heridas como las suyas causadas por armas celestiales son de un día a dos, y este ya es su segundo día, porque, las armas celestiales a veces dañan a profundidad y en esta ocasión, le perforaron el hueso profundamente, por lo que tendrá que mantener reposo y no realizar absolutamente ningún tipo de actividad..—

La voz del médico paso a segundo plano, ya que, comenzó a divagar y tratar de recordar la noche anterior, en donde se había caído el techo y había visto a Blitzø, su pico se alargó en una sonrisa involuntaria, pero nostálgica, había jurado que lo había abrazado hasta caer dormido, hablo interrumpiendo al médico, después de todo no estaba escuchando absolutamente nada

—disculpe, ¿No vio de casualidad a un imp en la habitación, antes que yo despertará? —

La enfermera vio al médico y ambos negaron mutuamente —no, lo lamentamos mucho, pero no, ha venido nadie además de su padre y su prometido— la enfermera se había puesto nerviosa luego de eso ya qué, ella bien sabía que no era cierto, pero no le pagaban por decir la verdad, al imp lo saco seguridad a la fuerza mientras el príncipe yacía sedado, y le prohibieron la entrada, repararon el cielo de la habitación, y todo antes de que despertase, a pedido el segundo rey del infierno, todo aquel que no seguía sus órdenes era asesinado y no eran sus planes, por lo que su mejor decisión tal vez, era la de no hablar.

El príncipe suspiró triste, tratando de mirar por la ventana de la habitación, pero esta se encontraba bastante lejos de él, "debió ser un sueño" miro el cielo de la habitación y todo estaba en su lugar era imposible que se haya roto una parte de el mismo, sin dejar marca, ¿tanto era su anhelo?, ¿qué ya estaba imaginando cosas como si fueran reales? Tristemente su mente le estaba jugando malas pasadas, blitzø, jamás se disculparía, jamás lloraría junto con él y jamás se expresaría de esa forma como lo había visto en su sueño, otro suspiro salió de su pecho, estaba realmente cansado, solo quería dormir hasta que este sano y salir de ese hospital, se enterró en la cama, cuando afuera se escuchaban gritos y reclamos de alguien que intentaba ingresar.

— ¡¡Háganse a un lado!! ¡¡Soy su hija!! ¿¡Quién demonios le puso tarde guardias a mi papá!? — Cuando escucho eso, quiso ponerse de pie, para abrir, pero la enfermera le impidió

— Señor, no puede pararse, yo iré a ver — al abrir la puerta, se escuchaba a Vía bastante molesta

— papá soy yo, por favor, solo quiero verte!!! — la enfermera miro hacia dentro de la habitación — señorita cálmese por favor, no puede estar gritando de esa forma— los médicos se miraron unos a otros y se despidieron — Bueno príncipe, nosotros debemos dejarlo, si se le ofrece algo puede tocar el botón y vendrán enfermeras a asistirlo—

LovelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora