Cristales y sorpresas

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El abrazo duró, todo lo que debía durar, el búho no soltó a su pequeña hija hasta que, ésta por si sola se alejó del abrazo — Papá valoro tanto que estés haciendo esto por mí, pero no debes hacerlo, papá debes negarte, debes huir, podemos ir en contra de mamá, y de mi abuelo, ¡tienes legiones! Papá gobiernas un ejército completo de demonios poderosos—

Miró con ternura y resignación a su pequeña —mi querida Vía... Aunque mi mayor deseo sea ese, mis legiones apenas son una fracción de la que posee tu abuelo, si hago algo así... Podemos morir todos y, es algo que no quiero que ocurra...además, puedo soportarlo, todo esto... no soy tan frágil como para no ser capaz, Via, te prometo que no pasará nada malo, solo, lo necesario para cumplir con mi nueva tarea...No puedo exponerte, no puedo perderte Via, eres mi única hija, mi rayito estelar, como padre no quiero que nada te suceda... —

—soy tu única hija por ahora, no sabemos cuántos hijos te forzaran a tener—

—Via, no soy un demonio común, y aunque lo fuera, hoy en día existen pociones, píldoras, medicina para no morir en el transcurso, realmente estaré bien, y como yo estaré bien, tú también debes estarlo. Además, quería pedirte que, mientras yo me encuentre en el hospital, puedes ir con tu madre, el palacio es muy solitario sin mi supervisión, y me temo que quizás puedan atacar o algo similar, en cambio con tu madre, estarás más protegida, prométeme que lo harás —

—está bien, pero ¿y el libro? —

—por el momento no es tan importante, si quieres, puedes dejarlo en mi habitación, irán a recogerlo los diablillos, después de todo, lo necesitan para trabajar, hay hechizos que podemos practicar sin necesidad de él—

—bueno... — Octavia parecía más calmada nuevamente se estaba marchando a su hogar, intranquila, la situación le molestaba, pero seguía sin pensar realmente nada bueno o útil para salvar a su padre de tan cruel destino— Antes de volver a casa, prométeme que mañana nos vamos juntos al palacio, y que estarás bien, padre...—

—Así será Via, así será...— Vió como su hija se marchaba de la habitación, dejándolo solo otra vez, ya estaba cansado de estar recostado, la camilla se estaba volviendo incomoda, y sentía las plumas bastante pegoteadas, lo que lo hacía sentirse sucio, sin llamar a ninguna enfermera, esperando no causar sonido alguno, levantó con algo de pesadez la pata derecha que mantenía enyesada, quitándola de la venda de la cual descansaba, el hombro solo tenía unos vendajes y los quitó, para examinarse así mismo, ya lo podía mover, pero no rotar, era un avance, aunque le causaba dolor, no era intenso, no como para que algún analgésico no pudiera detenerlo, bastante decidido se orilló en la cama, poniéndose de pie en dirección a la ducha, quito y tiro en la basura todos los vendajes, de su cuerpo, miró su pata envuelta y con un movimiento de su garra derecha, citó un hechizo y con el dedo índice dibujo en el aire un corte, eliminando y tirando de igual forma el yeso.

"Todo en la vida son ciclos, y es momento de terminar este", pensó suspirando pesadamente, el agua caliente eliminaría todo, el pasado debía quedar atrás y debía ser capaz de afrontar la realidad, querer estar hospitalizado, esperando que pase algo, que tal vez no vaya a suceder nunca, y sin real necesidad, era sinónimo de querer estancar su propio tiempo para que otro, se decida, pero tal vez, ese otro, a quien le pertenecía todo el amor de su astral ser, no sentía lo mismo, y si es así, entonces, retenerlo a su lado a pesar de esto, ¿no era acaso un acto egoísta?, se metió en la ducha, y piso firme con ambas patas, dejando que el agua corriera desde su cabeza hasta las últimas plumas de su cola, era doloroso, y no hablaba del hecho de las heridas, hablaba de su corazón, dolía de una forma insana, sentir que la persona que amas desde el fondo de todo lo que describe tú ser, te ignore, e ignore tus sentimientos, que te abandone, cuando más le necesitas, sentirte desprotegido... inevitablemente sus brazos abrazaron su pecho mientras contenía sus lágrimas y su llanto, no era el lugar en donde debía dejarse inundar por sus emociones, pero ya no era capaz de retenerlo, eran verdad las duras palabras que había dicho su hija, había arriesgado su vida, para ver qué tan importante era para el diablillo de pésimo carácter y resulto ser que no fue capaz de llegar...

LovelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora