•Twins•

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Sumario: Keigo es el nuevo estudiante de la predatoria donde asisten los particulares gemelos Todoroki: Dabi y Touya.

-Au sin poderes

Keigo soltó el enésimo suspiro de la mañana

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Keigo soltó el enésimo suspiro de la mañana.

—Por favor, Kei, ¿podrás mantenerte tranquilo y no meterte en problemas?—pregunta Aizawa.

Oh vamos, no es que el rubio fuera un tipo que buscaba problemas a donde fuera, lo juraba.

El verdadero inconveniente eran los tipos idiotas que creían que bromear con su situación familiar era divertido. Claro que Keigo no iba a permitir que hablaran pestes de sus difuntos padres y menos de su actual tutor, Aizawa.

Lastimosamente en un afán de mantener el orgullo en alto, quizá se había excedido con los golpes y eso le valió la expulsión de dos preparatorias.

—Lo siento—¿que más podría decir? Cuando hacías algo mal la gente esperaba que te disculparas, él no se arrepentía de golpear a esos tontos lo que le dolía era esa cara de decepción que Aizawa ponía.

—Sé que es duro para ti pero yo no te enseñé a pelear para esto.

—Lo sé.

—Recuerda que los valientes saben reservar sus fuerzas para momentos clave, no dejes que la mínima provocación acabe contigo.

—Lo tendré en cuenta.

—Creo que este es un buen inicio, Keigo—el mayor le da varias palmadas en la espalda sin quitar la vista de la carretera—El cambio de aires te vendrá bien.

Keigo Takami podría ser un huérfano muerto de hambre pero no era estúpido. Desde pequeño fue consciente de que no había nacido con privilegios y que debían esforzarse más que el resto para cumplir sus objetivos. Por eso se tomaba muy en serio la escuela.

Sus calificaciones eran buenas y sus conocimientos sólidos, tanto que le bastaron para ganarse una beca en un colegio renombrado de niños ricos.

Keigo no estaba seguro de querer asistir pero Aizawa lo alentó. Era una oportunidad única para su futuro y como nadie ahí lo conocía, no podrían molestarlo con la situación de sus papás. Por donde lo vieran era un ganar-ganar. Así que ahí estaban, en camino a la nueva escuela.

—Espero que sí—murmura.

—Ya verás que sí, anímate.

Después de unos minutos llegaron al lugar y Keigo bajó de la camioneta. Solo ahí fue plenamente consciente de la situación. No le quedó más que tomar una fuerte respiración, sostener su mochila y entrar.

Después de recibir indicaciones por parte de la directora Keigo quedó a cargo de un estudiante que compartía casi todas las clases con él y tenía la tarea de ser su guía.

Crush//MHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora