Best Gift Ever

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Gerard Way no era la clase de persona que podía abandonar de forma tan sencilla un café

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Gerard Way no era la clase de persona que podía abandonar de forma tan sencilla un café. Sin embargo, la situación lo ameritaba, el amor de su vida lo estaba llamando al celular y debía responder.

Fue complicado tener acceso al aparato electrónico, el castaño acostumbraba a perderlo en la casa por su falta de uso. Sin embargo, los últimos días se había convertido en una de sus reliquias más preciadas, era la única forma de hablar con Frank mientras estuviera en Los Ángeles.

Había un evento de caridad por navidad, en el cuál invitaron a The Future Violents. Dadas las circunstancias, el menor no se podía negar a participar en él, tenía un corazón enorme... fue esa la razón por la que no dudó en viajar y dejarlo solo con los niños.

Este último aspecto no se debe malinterpretar. Amaba tanto a los niños que ni sabía que hacer consigo mismo, era esa la razón por la que Miles se había quedado dormido en su regazo.

Gracias a ello, escuchaba el celular sonando en algún rincón del sofá, pero su búsqueda era imposible si mantenía el objetivo de no despertar al niño.

Finalmente dio con el celular —claramente con ayuda de Cherry —y pudo observar en la brillante pantalla las llamadas perdidas junto al pequeño apodo "Boo" figurando entre sus notificaciones.

Suspiró resignado, había perdido la llamada. Con seguridad estaría abordando el vuelo y no podría volver a escucharlo si no hasta seis horas después, cuando aterrizaran de nuevo en Jersey.

Observó el café y su mano viajaba hacía él cuando el aparato empezó a reproducir de nuevo aquella canción que Frank había grabado únicamente para él...

Frunció el ceño, era el tono especial del rubio, pero no podía ser... debía estar en el avión.

Instantáneamente su mano fue hacía el teléfono y esta vez logro contestar a tiempo.

—¡Gee! Al fin contestas... —escuchó del otro lado de la línea, era inevitable sonreír al escuchar su voz.

—Lo siento cariño, perdí de nuevo mi teléfono entre el sofá.

Pese a la distancia, sabía que el rubio debía estarse riendo, lo escuchaba... lo sentía hacerlo.

—Boo, eso es tan... tú.

El castaño sonrió, y luego la preocupación regresó a su mente —Frankie, ¿Tu vuelo no era hace unos 10 minutos?

—Para eso te llamaba — inhaló profundamente, por alguna razón sintió tristeza con solo escuchar su pequeña acción —. Hay una tormenta espantosa Gee, aplazarán el vuelo hasta que termine y puedan despejar la pista.

—Pero Boo... mañana es navidad.

—Lo sé, lo sé... Gee, lo siento tanto —Y Gerard lo sabía, sentía la ansiedad en su voz mezclada con resignación.

Friends That Make You Cry | Frerard One Shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora