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safe & sound - Taylor Swift
Narrador 29 de Septiembre, 2023
El peso de la situación se posaba sobre los hombros de Pablo como una carga invisible. Después del último entrenamiento, mientras ordenaba sus pertenencias en el predio de la AFA, el silencio entre él y Santi Simón era tenso. El último día de septiembre se sentía más sombrío de lo habitual.
Cada movimiento de Pablo era mecánico, como si estuviera atrapado en una neblina de pensamientos tumultuosos. Santi Simón, a su lado, observaba con preocupación, anhelando romper la barrera de silencio.
— Pablo, no puedes seguir evitándolo. Necesitas hablar con Facu y encarar esto, juntos.
— Ya sé, pero...¿cómo enfrento algo así? — preguntó Pablo con la mirada perdida.
— Primero, vas a prender tu teléfono, ignorar todo solo empeorará las cosas.
Hubo una pausa tensa antes de que Pablo decidiera seguir el consejo de su amigo. Al encender su teléfono, la pantalla se iluminó con una marea de notificaciones. Cada vibración era como un eco de la tormenta que se avecinaba. Llamadas perdidas, mensajes de apoyo y, entre ellos, las sombras de periodistas ansiosos por obtener la primicia.
Cada notificación, como un latido rápido e incontrolable, recordaba a Pablo la magnitud del caos que se había desatado en su vida. El nombre de Facundo entre las llamadas perdidas creó un nudo en su estómago. Respiró profundamente, sintiendo el peso de las expectativas y las incertidumbres que ahora se apoderaban de su mundo. Con dedos temblorosos, seleccionó el número de Facundo
Pablo, con el corazón latiendo con ansias, esperó mientras el teléfono marcaba tono tras tono, pero Facundo no respondía. La impotencia se reflejaba en su rostro cuando Santi Simón habló.
— Quizás está en el entrenamiento. Dale tiempo, seguro te devolverá la llamada. — sugirió con un tono reflexivo.
La hora de la despedida finalmente llegó, y Pablo se sintió aliviado al notar que sus compañeros evitaron tocar el tema delicado. Agradeció en silencio por la discreción en medio de la tormenta mediática que amenazaba con desbordarse.
Al subirse a su auto, el alivio fue efímero. La realidad lo golpeó de frente cuando, en la salida, se encontró con un grupo de periodistas.
Los periodistas se agolparon alrededor del auto de Pablo, sus cámaras y micrófonos apuntando hacia él como si fueran lanzas de una interrogación intrusiva. Las preguntas como: "¿sos vos el de la foto que circula?" "Hablan de una relación con Facundo Colidio, ¿es verdad?" "¿desde cuándo están juntos?", llovían, incisivas y cargadas de curiosidad morbosa. Pablo se sintió acorralado por la vorágine de preguntas, y en su interior, la incomodidad se mezclaba con la frustración. Mientras se preguntaba cuándo los periodistas habían dejado de hacer preguntas sobre fútbol para sumergirse en la vida personal de los futbolistas, decidió no alimentar más la intrusión.
