El Rey: (El Lastre)

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La penumbra de terribles sentires entremezclados y depositados en el interior de Li ante el relato tan deprimente proveniente de las vivencias de su padre, impulsaron a la chica a preguntar con cautela después de un espasmo de silencio.

―Pero... ¿Y el hijo del Duque? ¿Qué fue de él...?

La mirada distante y descolorida de Adrick dejó finalmente el infinito para reunirse con la de su consternada hija.

―Cierto. De él es de quien también quería contarte.

Verás, por fortuna Lev sí alcanzó a ocultar a su hijo en un ropero alejado en una habitación gemela.

En el momento no titubeé en rescatar al infante de ahí, acogerlo y atender las heridas que aquel suceso (que si bien el pequeño tuvo la suerte de no haber presenciado en su totalidad) le hubiera dejado a su joven e inocente mentecilla y, para bien o para mal, el chico no tardó en comprender que ya no volvería a ver a sus padres y en aceptar que tendría que vivir en un lugar nuevo y extraño para él.

Pero. En ocasiones me pregunto...

Quizás lo hice porque fue lo último que le prometí a su padre. O quizás fuese porque no soporté la idea de tener que dejar a un niño solo en esas condiciones. O quizás porque en aspecto físico se parece tanto a Lev...

Dejando todos esos quizás de lado, me he llegado a preguntar:

¿El haberlo traído aquí fue en realidad la mejor de las decisiones...?

―¡Pero claro que lo fue!

La interrupción abrupta de su hija puso una pausa a sus discertaciones.

―Se trataba de un niño pequeño e inocente que perdió a sus padres de una manera horrible: ¿Cómo podrías siquiera dudar en ayudarlo?

Y añadió:

―Lo que me lleva a pensar. Si tú lo acogiste... ¿Cómo es que nunca supe de él? ¿Qué fue de él? ¿Cómo es que nunca lo conocí? ¿Acaso abandonó el castillo por su cuenta? Pero ¿Por qué lo haría?
¿Qué fue lo que le pasó papá?

Adrick suspiró en pesadez de espíritu, sin dejarse inmutar por la infinidad de preguntas de su hija; pues él bien ya sabía las respuestas de todas y cada una de ellas.

―Hija, la razón por la que digo que hoy día dudo de mi decisión de antaño no es porque no hubiese querido ayudar a un niño en problemas. Sino es porque...

―Aquel niño heredó demasiado de su madre. Pues él nació siendo un vampiro.

El estupor en la mirada de Li no tuvo intención alguna de contener sus especulaciones.

―Un vampiro... Entonces eso significa que por ello dejó tu tutela ¿No? Para alejarse de los humanos...

Adrick no podía entender por qué su hija se esforzaba tanto para no reparar en lo evidente, aferrándose a la negación.

―Li ¿No lo entiendes? Aquel vampiro del que te hablo es el mismo que encontraste en esa torre.

La revelación cayó tan dura en los oídos de la chica que ésta reiteró su negativa.

―¿Alexei? ¿El hijo del Duque? No, no papá, no es posible: Aquella persona nació siendo un vampiro; Alex, él mismo me contó que él antes solía ser un humano, lo transformaron por la fuerza. No pueden ser el mismo.

―Por supuesto que te dijo eso. Es lo que él cree de su propia naturaleza. Mas, no es la verdad.

Su padre sonaba demasiado seguro de lo que afirmaba, pese a esto Li no cedió.

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