PRIMERA NOCHE JUNTAS

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(REYNEL)

AU: mundo mortal

Rachel y Reyna habían ganado la guerra, bueno, no precisamente pero casi.

Habían luchado para poder estar en una relación y lo habían logrado. El padre de Rachel era una persona conservadora (por ser amable con él) y se había opuesto con todo lo que tenía a su relación, les había cerrado muchísimas puertas y tampoco ayudaba el hecho de que Reyna no era una persona "de la misma clase que Rachel", una tontería realmente, pero ahora aquí estaban, después de mucho esfuerzo habían logrado ahorrar lo suficiente para comprar una departamente que fuera de ambas.

Con su padre encontró a Rachel le había costado mucho despegar en el mundo del arte, pero no todos se dejaban lavar el cerebro por el señor Dare y un día alguien vio el gran talento de Rachel, después de eso no fue tan difícil para ella.

Para Reyna era un poco diferente, porque se había encontrado a cada imbécil, claramente empezando por el padre de su novia, por lo que le costó demasiado trabajo conseguir un puesto en un despacho de abogados, aunque después de luchar por uñas y dientes también lo había logrado.

Ahora estaban aquí, por fin teniendo su propio lugar para vivir conforme sus reglas, sin nadie más que les estuviera diciendo cómo pensar o actuar.

Rachel estaba nerviosa por eso, compartir tu vida no era cualquier cosa, era una gran decisión y aunque estaba segura de que esta era una decisión de las buenas, aun se preguntaba qué pasaría si lo arruinara, ciertamente no quería perder a Reyna, pero convivir unas cuantas horas todos los días no era lo mismo que vivir juntas. Sabía que tenía hábitos raros que a Reyna no le gustaban y viceversa, aunque tampoco es que quisiera cambiarla.

Una de las cosas que más le preocupaba era dormir juntas, habían hecho más que dormir algunas veces, pero nada tan doméstico como simplemente compartir una cama, nunca habían dormido como tal la una con la otra, no habían pasado más de un par de horas compartiendo cama, y ahora aquí estaba, había llegado el momento, una cosa tan mundana como dormir, dormir con tu pareja se estaba convirtiendo en una fuente de estrés para Rachel. Además también era la primera noche en su casa nueva.

Se puso unos pantalones cortos y una camisa para dormir, se lavó los dientes y se demoró más de lo debido en el baño.

—Estás siendo ridícula Rachel— se dijo a sí misma —tal vez no hayas dormido más que un par de horas con Reyna, pero no puede ser tan malo, solo no te muevas demasiado en la cama, no hagas ruidos raros, y por supuesto no te enrolles en las cobijas y por supuesto no vayas a golpear a Reyna, puedes hacerlo.

Se rió de sí misma por lo preocupada que estaba, pero es que hacer algo nuevo siempre da miedo, suspiró y salió del baño.

Reyna parecía compartir sus preocupaciones, sacudía la cama una y otra vez, acomodaba la almohada, acomodaba las cobijas, acomodaba su pijama.

—Creo que no hay una cama más libre de moronas que esa— bromeó Rachel.

Reyna se sonrojó un poco —Lo siento, yo como que uh...— ella hizo una mueca.

—Sí, yo también— dijo Rachel con una sonrisa.

Se miraron un momento y en acuerdo mutuo se metieron a la cama. Al menos cada una tenía lugares favoritos en los que dormir.

Lo malo es que las dos eran el tipo de persona que siempre tiene frío y se enrolla en las mantas, fue una lucha por el poder.

—Tal vez la solución sería comprar más mantas— murmuró Reyna ya con sueño.

—Es lo primero en la lista del super para mañana— asintió Rachel.

Al final terminaron dividiendo las mantas, apenas empezaban con esto y su cama era un desastre.

Reyna se quedó dormida no mucho después, roncando suavemente, pero al mismo tiempo como si quisiera mantener la distancia de Rachel para evitar pegarle por accidente o algo así, Rachel giraba de un lado a otro sin poder dormir. Veía con irritación como los minutos pasaban en el reloj sobre la mesilla.

Reyna le puso una mano en el estómago y se acercó hasta que el espacio entre ellas era casi inexistente, susurró —Lo estás pensando demasiado.

Rachel se sonrojó —Lo siento.

—Jamás conocí a nadie que pensara tanto sobre como dormir— dijo Reyna un poco divertida.

—Vaya ¿A cuántas personas has visto dormir?— preguntó Rachel en un tono juguetón.

—Muchas— bromeó Reyna y luego en tono más serio agregó —te prometo que nada de lo que has dormida me va a asustar.

—Ni siquiera sé por qué estoy siendo tan ridícula.

Bueno, sí lo sabía, más o menos. Cuando estabas despierta podías controlar todo, cuando dormías a veces no había espacio para la dignidad y señalarle eso a tu pareja durante toda la noche, era aterrorizante.

—Te lo prometo, tu faceta dormida no va a ser que de repente quiera agarrar mi maleta y huir— dijo Reyna —digo, comparado con tu papá esto es como quitarle un dulce a un niño.

—Tienes razón. Perdón si hago cualquier cosa rara.

Reyna solo la puso aun más cerca, con la respiración constante de Reyna pronto se quedó dormida.

Probablemente hizo muchas cosas raras, pero Reyna no lo mencionó, simplemente por la mañana le llevó una taza de café.

Y es que era ridículo, pero ya compartían hasta cualquier mínimo detalle y eso te hacía más vulnerable ante la otra persona.

La primera noche fue la más difícil, pero solo había más tiempo para acostumbrarse.

No todas las noches fueron perfectas, pero fueron todas suyas.

FANTOBER DEMIGODDonde viven las historias. Descúbrelo ahora