VI-A escondidas

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Había amanecido, Aziraphale llevaba en el cielo más de 5 horas pensando en lo que había pasado. No se habían besado, pero estaba seguro de que si llegaba a pasar un solo minuto más la cosa acabaría mal.

Muriel se había quedado en la tienda por orden de Aziraphale. Ella no lo vio mal ya que le había dicho que iría al cielo y allí no tenía por qué vigilarle.

Mientras fingía colocar unos papeles 3 sombras no tan sombras se le acercaron (sabe dios desde donde).

-Hombre, pero si eres el traidor -dijo Uriel al lado de Saraqael y Miquel- ¿Cómo te va con el trabajo para volver al cielo?

-Muy bien...-dijo inseguro mirando los papeles de golpe-

-No lo parece -dijo Saraqael mirándole la cara- Parece que te ha pasado algo...nos lo dirás, ¿no?

Aziraphale miró a todas una a una y se llenó de valor. Lo último que necesitaba era que esas tres desconfiaran de él.

-Si me hubiera pasado algo no tendría problema en contároslo, pero como no ha pasado pues... no puedo deciros nada -dijo con una seguridad algo rara en el-

Las tres arcángeles se miraron entre ella y pusieron una sonrisa un tanto amarga.

-En ese caso... nos alegramos de que hayas recapacitado -agregó Uriel-

-¿Sabes algo de Crowley? ¿Has hablado con el últimamente? -preguntó Saraqael-

-No. Llevo sin hablar con él desde el intento de Armagedón. Ya no hablamos desde eso

-¿Y eso? -volvió a preguntar-

-Somos de diferentes ban...-hizo una pausa- ¿Que os importa? Con que Gabriel sepa esto ya sirve, no necesito que nadie más tenga que estar en el medio.

Saraqael sonrió asintiendo. Uriel y Miquel asintieron.

-Esperemos que no se equivoque contigo y la vuelvas a cagar. Sería una lástima echar al mismo ángel dos veces -agregó finalmente Miquel para luego darse la vuelta- Vámonos.

Saraqael y Uriel dieron un último vistazo al ángel y se fueron.

-¿Habrá un solo día de paz en mi existencia? -dijo para sí Aziraphale viendo a las demás alejarse-

~♤~

Dolor de cabeza, cansancio, dolor de ojos... síntomas que pueden definir una buena resaca. Eso sentía Crowley a las casi cuatro de la tarde. La noche anterior después de lo sucedido con el ángel, decidió beber como un cosaco desamparado junto a Shax. A diferencia de él, Shax si había quitado el alcohol en sangre antes de dormir.

-Por Satán, siento que me voy a desintegrar -dijo Crowley tirado en el sofá con los ojos bien cerrados y las cortinas incluso más cerradas- ¿Cómo coño les puede gustar esto a los humanos?...-hizo una pausa para pensar- bueno...es obvio el porqué..

Llevaba en el sofá desde que Shax lo llevó hasta el. Principalmente porque no estaba segura si quería ver el desorden que tendría montado en su cuarto.

La puerta ya ni sonó, Shax entró de golpe y sin piedad alguna se puso a levantar todas las cortinas y persianas que el cuarto tenía.

-¡¿SHAX SE PUEDE SABER QUE DIABLOS HACES?! -exclamó de golpe el resacoso demonio tapándose con una manta la cabeza-

-Son las cuatro de la tarde, desgraciado -continuó hablando mientras levantaba las restantes-

-Me duelen hasta las pestañas -dijo Crowley sabiendo perfectamente que era un demonio y apenas sentía ese dolor-

Segunda Tentación- Crowley x AziraphaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora