En la noche de año nuevo, Aemond y Lucerys; deciden dejarse llevar cada uno por sus propios sentimientos y se entregan a una noche de pasión que marcaría el inicio de su historia.
Los personajes no me pertenecen a mi, son propiedad de George R.R Ma...
Mensaje de Cregan Stark - Conejito, ¿dónde estás?, ¡La clase de estructuras está por comenzar! -
Mensaje de Conejito - Voy en el uber, tuve que cubrir a uno de mis compañeros. ¿Me guardas asiento? -
Mensaje de Cregan Stark - Sabes que sí. ¡Apresúrate! -
Mensaje de Conejito -🏃 -
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Lucerys tamborileaba sus dedos impacientes al notar que no tenía muchas esperanzas de llegar temprano a su clase, ya que el embotellamiento en el que estaba, parecía no querer disolverse. Revisó la hora en su celular, faltaban veinte minutos para que iniciara, hizo un breve cálculo mental de la distancia que faltaba para llegar a la facultad y al ver que el vehículo en el que iba no avanzaba, terminó optando por recorrer a pie la distancia que quedaba. Pagó el monto completo de la carrera aunque esta no hubiera llegado a su destino y comenzó a caminar, disfrutando del aire frío que una de sus estaciones favoritas traía consigo.
El otoño había llegado a Toronto, todo a su alrededor se había teñido de los colores característicos de la estación, los marrones, naranjas y ocres habían coloreado las hojas de los árboles, las cuales caían y eran apiladas en pequeños puñados, en donde los niños jugaban alegremente. Apuró el paso hasta su facultad, estaba ansioso por iniciar el seminario de estructuras en el que se había inscrito para poder especializarse en esa área, después de que su "mentor" se lo recomendara al notar las capacidades que tenía para esa rama. Mientras caminaba por la acera, los flashbacks de esos seis años que habían transcurrido desde que entró a la universidad llegaron a su memoria, sacando suspiros y una que otra sonrisa al castaño.
Esos años habían transcurrido en un abrir y cerrar de ojos, si bien es cierto ya no vivía con su papá, el mudarse con sus amigos le había hecho entender que ahora dependía exclusivamente de sus esfuerzos y eso de alguna manera le ayudó a reconectar consigo mismo. Comenzó a conocer un poco más de las fortalezas, debilidades, deseos y motivaciones que poseía, haciéndolo capaz de desarrollar su propia madurez; aprendió a ser más agradecido y forjó en él una mayor seguridad y confianza.
Poco a poco las cosas fueron tomando su rumbo, algunas resultando mejor que otras pero aún así, agradecía lo vivido y los logros obtenidos.
Académicamente, sus años de estudiante fueron muy fructíferos, Daeron y Joffrey, sus incondicionales de siempre y él, habían hecho una excelente fórmula de trabajo, el trío se esforzó desde los inicios hasta que comenzó a sobresalir en los proyectos grupales y poco a poco se fué convirtiendo en un referente para los demás estudiantes, quienes comenzaron a imitar su mismo esfuerzo y dedicación, hasta obtener buenos resultados.
Eventualmente los chicos comenzaron a tener intereses distintos en lo que respecta al amplio mundo de la arquitectura y eso los llevó a tomar la decisión de elegir diferentes ramas y tomar más clases que los ayudarían a prepararse en la que habían elegido; sus noches se volvían foros en los que compartían los conocimientos que iban adquiriendo para que sus amigos tuvieran también conocimientos en esas áreas.
