IV

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—Sarocha, bájame—. Murmuro avergonzada Bec.

—Estas lastimada, te llevaré a casa—. Respondió la mencionada alegre, afirmando su agarre sobre la chica.

—Solo me torcí el tobillo, estaré bien—. Justifico, era verdad, solo se torció el tobillo al pisar mal y rodar un par de escalones.

—Se inflamará—. Con eso, Freen dejó en claro que no pensaba soltarla.

Becky bufó suavemente, optando por dejar de insistir y concentrarse en otra cosa. Empezó a mirar alrededor, viendo el paisaje que había. No era muy interesante, estaban saliendo de la escuela y se adentrarían en un camino que llevaba a su casa, nada que ella no haya visto.

Por otro lado, era difícil concentrarse en algo cuando sentía el latido del corazón de Freen cerca. Era agradable, aparte de que la calidez que le proporcionaba era excelente.

Le gustaba mucho, más de lo que esperaba. También estaba el olor de la pelinegra, podía oler perfectamente su shampoo, un olor cítrico suave. Aunque también tenía un olor leve a sudor, no era desagradable, daba la sensación a sal.

Era normal que estuviera algo sudada, antes de venir jugó un partido amistoso. Le gustó mucho verla jugar, la manera en que corría, y como anotaba.

Ahora que lo pensaba, la tailandesa tenía mucha fuerza. Jugaba bien cuando era uno contra uno, y la levantaba con mucha facilidad.

Y ella no era demasiada delgada, tenía el peso promedio y su altura era igual. La pelinegra era unos cuantos centímetros más alta, pero eso no justificaba la fuerza que tenía.

Era increíble, y le gustaba.

Espera, no debe pensar en eso. Puede sentir como su rostro empezó a arder, se estaba sonrojando.

Freen notó eso.

—Becky, ¿todo está bien?—. Preguntó con curiosidad, mirando el color rojo en sus mejillas.

—Uh, si, solo tienes mas fuerza de la que esperaba—. El rubor en las mejillas de Armstrong se asentó, resaltando en su piel.

Fue ahí cuando Freen lo entendió, lo consiguió. Ella hizo que Becky se sonrojara, la impresionó por su fuerza.

¡Lo hizo!, sin darse cuenta, pero lo hizo.

Ni siquiera era lo que tenía planeado para hoy, hoy quería hacerlo con álgebra. Obviamente no lo logró, falló todos los ejercicios.

Pero eso no importaba, ¡acababa de lograrlo! ¿Cómo no pensó en hacer esto antes?, era obvio.

Una doncella ama a un fuerte caballero.

—Entonces soy fuerte, ¿eh?—. No pudo evitar la sonrisa que esbozó, la cual se amplio al ver como el rubor empeoraba.

—Solo un poco—. El pequeño murmuro que salió de la inglesa fue suficiente para que ella también se sonroje.

—Práctico a diario, obviamente lo seré—. Para probar su punto, levantó a la muchacha con un brazo, flexionando el otro.

Becky no respondió, a favor de no dejar escapar un chillido asustado por la facilidad con la que la colocaron en un brazo. Pero permitió que una de sus manos tocara desde el brazo hasta el hombro, sintiendo el músculo.

Freen rió alegre al ver la expresión interesada en la cara de la chica, su objetivo número uno fue conseguido. Ahora seguía la fase dos de conquistar a la contraria.

Empezar a coquetear, coquetear de verdad.

—¿Te gusta?—. Becky bufó otra vez al ver la sonrisa presumida que tenía la contraria.

—Cállate—. Freen resistió con toda su fuerza besar el pequeño puchero que hizo.

En su lugar le dio un giro a la castaña, ganando un chillido sorprendido. Y más regaños avergonzados, eso no la impidió hacerlo de nuevo, lo logró.

Ahora sí, momento de empezar la fase dos:

Coquetear, no podía ser más difícil que la fase uno.

¿Verdad?

Coquetear ||Freenbecky||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora