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James y Betty se encontraban juntos en las cocinas de Hogwarts, habían decidido ir ahí una vez que el entrenamiento de Quidditch había terminado.

Estos meses en los que estuvieron conviviendo se habían vuelto mucho más cercanos.

—¿Te puedo hacer una pregunta?— preguntó la rubia.

—Claro. —respondió James.

—¿Quién fue tu primer amor?

—¿Por qué quieres saber eso?— cuestionó James con una mirada divertida y una sonrisa divertida.

—Curiosidad. —respondió Betty.

—Lily Evans.— dijo— mi turno. ¿Quién fue tu primer amor?

—¿Mi primer amor? Déjame pensarlo.

—Admito que tengo curiosidad por ver quien fue mi competencia.

—¿Competencia?— preguntó confundida la rubia.

—Olvídalo, responde la pregunta.

—Fue Sirius, Sirius Black.

Hubo un silencio después de su respuesta. James la miraba fijamente y ella estaba confundida por la reacción de él.

—¿James? —preguntó Betty, preocupada al ver que el azabache no respondía.—¿Estás bien?

—¿Saliste con Sirius?—le pregunto totalmente sorprendido, Betty asintió.—¿Cuándo? Nunca me di cuenta.

—Fue en nuestro cuarto año. De hecho, nadie más que nosotros dos lo sabía. Bueno, nosotros dos, Will y Marlene.

—Vaya, me siento estúpido al no haber notado que mi mejor amigo salio contigo. Y eso que siempre tienes mi total atención.

Betty se sonrojó levemente ante esas palabras, James siempre la hacía sentir especial. Siempre se dedicaba a alagar cualquier mínima cosa que hacía—incluso si estaba mal hecho— James la miraba como si fuera la cosa más hermosa y única de todas. Le daba su total atención. Betty se había dado cuenta de algo, algo que ya no podía seguir evitando.

Se estaba enamorando de James Potter.

—Ya me di cuenta de que eres medio lentito, no te preocupes.

James se hizo el ofendido y se cruzó de brazos, Betty lo miraba divertida y fingía disculparse con él. Pasaron el resto de la tarde riendo y hablando hasta que finalmente se dignaron a salir de las cocinas.

Habían decidido dar un paseo por el patio. Vieron a Sirius sentado bajo un árbol, y Peter se encontraba a su lado. Decidieron acercarse a ellos. Sirius los vio y tenso la mandíbula. ¿Siempre tenían que estar juntos?

—¡CANUTO!— James gritó mientras se acercaba corriendo a ellos, sujetando la mano de Betty y arrastrándola detrás de él.

Sirius les dedico una sonrisa forzada. James y Betty llegaron junto a ellos y estaban respirando agitadamente mientras intentaban regular su respiración.

—¡Chicos! ¿Donde estaban? No los encontramos por ningún lado.— Peter preguntó.

—Estábamos en las cocinas, Colagusano.—respondió James, y rodeo a la rubia por los hombros con uno de sus brazos.

Sirius al verlo soltó un leve gruñido y comenzó a arrancar pedazos de césped del suelo.

—¿Estás bien, Sirius?— cuestionó la rubia, ya que el pelinegro parecía algo irritado.

—Estoy bien, son solo cosas mías. Tranquila.— le dedico una leve sonrisa y continuo arrancando pedazos de pasto del suelo con más fuerza de la necesaria.

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