𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔🥀 𝖉𝖔𝖈𝖊

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En el jardín de la vida, 

las oportunidades se deslizan raudas como agua,

no esperan ser tomadas, serán visibles cuando uno 

es caos, dolor y cardo.



Chan siente que se deshilacha, que algo va drenándose poco a poco de él, realmente no soporta seguir de esta forma.

Una parte de él muere cada día que continúa viendo a su Felix de esa manera.

Felix, su rayito de sol cálido y sonriente. Sin la fuerza suficiente, desmoronándose entre sus dedos como arena.

Pálido y apagado.

Ahora permanece como si estuviese muerto en vida, sin querer hacer las actividades habituales que solía hacer.

En un momento orate, pensó en darle la opción de que podría volver a la universidad y retomar sus estudios, porque quería verlo otra vez siendo él mismo, risueño, conversador, su pequeño sol.

Sin embargo, realmente Chan no soportó la sola idea de tenerlo lejos todo el día, preocupado si podía tener un ataque en la universidad, si tomaría sus medicamentos y vitaminas, el pensamiento que Felix estuviese lejos por un indeterminado tiempo hasta bien entrada la noche hasta que retorne en la noche o él mismo pase por él a recogerlo, completamente lavado de su familiar aroma, apestando a otras personas, lo volvía loco.

No solo eso.

Había algo terrible en esa idea cuando la psicóloga de la clínica alentó esa idea. Le pareció terrible a Chan, malvado alejarlo cuando veía el hambre en la mirada de Felix, la necesidad cuando lo tocaba con los dedos fríos en las horas de visitas... y Chan se ha conciliado en estos días ser egoísta, necesita estar con él. Verlo, palparlo, sentir el pulso bajo su pulgar cuando Felix duerme en la cama de sábanas blancas.

Ahora cuando todo estaba tan mal, no era el momento de que cada quien hiciese lo suyo y estuviesen separados.

A veces cuando llegaba a la clínica, más temprano cuando comenzase el horario de visita a los pacientes, como desde el inicio, él se quedaría en el interior de su auto, y el silencio se verá roto por un sollozo que no puede contener, perseguido con el fuego frío que arde en su pecho de querer hacer más, pero no puede no cuando la situación está así.

Terrible.

Todas las tardes volver a esa casa donde el silencio remecía haciendo eco en su interior, solo lo hacía sentir más y más cautivo en el lugar que se suponía que era seguro para él, para su Felix.

Pero no.

Solo contaba hasta que podía volver a la clínica y verlo, el pequeño brillo en los bonitos ojos de Felix, aferrado a su mano y luego el silencio, las lágrimas atrapadas en las pestañas oscuras sin querer volver a devolverle la mirada, el dorso de las manos moreteadas por todas esas veces que lo pincharon porque no encontraban la vena adecuada para la intravenosa; negándose a comer algo cuando le llevan comida, si Chan no está ahí.

Todo se estaba yendo en picada es como si esa noche no solo haya perdido a su bebé, sino algo esencial que mantenía aquí a Felix.

Se supone que él no debería estar internado por tantos días, pero aún no le daban de alta, seguía inestable y Chan se arrancaría el alma con tal de que su omega se recupere.

Las flores más hermosas nacen en invierno [Chanlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora