[XIV] Falta poco

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Sus intentos de conversación fueron en vano, al final su objetivo se alargó bastante. La mayoría de las veces intentaba que sólo estuvieran ellos dos, solos, pero cuando lo estaban las palabras se aferraban a la garganta de Katsuki evitando salir. Eijiro tenía razón, esto no era un juego y estaba nervioso de la respuesta del peliverde aún sabiendo que él también quería lo mismo. Igualmente se sentía inseguro, porque después de dar el paso ya no había vuelta atrás.

Los tres miraban una película mientras comían pizza. Izuku estaba recargado sobre su brazo, dejando que el sueño le gane lentamente. Por otro lado, Shoto no había entendido la mitad de la película, pero mostró como que sí lo hacía para seguir disfrutando de su comida.

Katsuki estaba ansioso. Estaba determinado en hablar con el pecoso ese día. Por lo que cuando terminó la película y Shoto se ofreció a lavar los trastes, el rubio despertó a su novio y le dijo que debían hablar.

Ya dentro de la habitación, Izuku esperaba aquello de lo que quería decirle sentado sobre la cama, viendo al demonio con la cabeza gacha.

El pecoso aprendió a no impacientarse, decidió guardar silencio hasta que su novio quisiera hablar. Desde hace varios días lo notaba nervioso, sin embargo no quiso insistirle para evitar hacerlo sentir incómodo.

Suspiró, deshaciéndose del temor que cargaba al ver esos ojos brillantes enfrente suyo.

—Lo he estado pensando —inició, Izuku se dispuso a escucharlo atentamente —, y creo que lo mejor sería...

—¿Quieres terminar conmigo? —preguntó tranquilo, aunque la voz le temblaba. En ningún momento pensó en esa posibilidad, pero aquellas palabras lo llevaron a creer en lo peor.

Ante eso, Katsuki negó rápidamente y se sentó a su lado.

—¿Terminar? ¡No! Por supuesto que no. —Lo tranquilizó posando su mano sobre la del ángel —Quería preguntarte algo pero no sabía cómo hacerlo, tampoco lo sé ahora.

Se lo veía teniendo un conflicto interno, entre hablar o dejar ese asunto olvidado. Ya había abierto la boca e Izuku se mostraba curioso.

—Tranquilo Kacchan —afianzó su agarre.

—He estado pensando que... Si quieres, podemos tener esa vida normal que quieres. Sé cómo volvernos humanos.

Por un momento se asustó bastante ya que las mejillas pecosas fueron cubiertas por pequeñas lágrimas, entonces el chico sonrió y aquello lo tomó como lágrimas de felicidad.

Izuku abrazó fuertemente a su novio y Katsuki le correspondió el abrazo. Permanecieron así por unos minutos hasta que Izuku dio indicios de separarse.

—¿Estás seguro? —preguntó al calmarse —. Sabes lo que eso significa, ¿no?

—Quiero hacerlo. Quiero que hagamos cosas nuevas juntos, y aunque el bastardo mitad-mitad nos olvide, volveremos a encontrarlo y lo obligaremos a ser nuestro amigo.

—No lo obligues por favor —dijo entre risas por lo serio que sonó esa afirmación —. Admites que es tu amigo —bromeó queriendo molestarlo, recibiendo una respuesta que no esperaba.

—A este punto ya deberías saberlo idiota —sonrió al ver el asombro en su rostro.

Dos meses.

Tenían dos meses para seguir creando bellos recuerdos con el humano bicolor.

Y ambos se encargarían de pasarla a lo máximo.

Y ambos se encargarían de pasarla a lo máximo

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¿Santo o pecador?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora