O3

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Jisung

MinHo se sentó en su cama y comenzó a leer su libro de cálculo. Durante unos cinco minutos. Luego se deslizó hacia arriba de la cama para apoyarse en la cabecera y leer un poco más. Durante otros tres minutos.

Luego suspiró.

Luego se quitó sus deportivas para correr, frunció el ceño ante su libro y leyó durante otros dos minutos.

Luego tomó su ordenador portátil y presionó las teclas por un momento, pero sobre todo miró la pantalla. Pensé que podría estar leyendo, pero después de un rato me di cuenta de que estaba mirando al vacío.

No solo mirando. Estaba frunciendo el ceño.

Dios. ¿Debería decir algo? Debería decir algo, pero ¿qué? ¿Por qué era tan difícil estar rodeado de gente?

Hazlo, Jisung. Di algo...

—¿Estás bien? —pregunté.

Deslizó su ordenador portátil de su regazo y se levantó de la cama.

—Sí. Voy a tomar una ducha. Tal vez coja algo para comer. No puedo concentrarme.

Agarró su neceser y ropa limpia y se fue. Bien entonces.

Definitivamente no estaba bien.

Regresó unos quince minutos después, vestido con pantalones de chándal y una camiseta de fútbol, con el pelo húmedo y oliendo a jabón y desodorante. Ni siquiera estaba enfadado porque el olor de su sudor se había ido, porque un MinHo recién duchado era igual de sexy.

Arrojó su neceser sobre su escritorio y se pasó la mano por el cabello.

—Necesito comer —dijo. ¿Estaba nervioso? Parecía nervioso—. ¿Quieres venir? Solo abajo al comedor. Nada sofisticado. No pasa nada si no quieres, solo pensé en preguntar porque es un poco tarde y has estado ocupado con el programa de tutoría y lo que sea. ¿Has comido? Probablemente debería haber preguntado eso primero. ¿O querías seguir estudiando?

—¿Quieres que vaya a cenar contigo? —pregunté, incapaz de ocultar mi sorpresa.

—No cena cena, como una cita o nada. No quise decir eso. Solo pensé en preguntar. —Sus mejillas estaban rojas y se dirigió a la puerta—. Está bien, no es gran cosa.

—Espera —le dije con rapidez y afortunadamente se detuvo. No era mi intención decirlo en voz alta, pero ahora tenía que continuar con más. Al menos creía que así iban las conversaciones—. Claro, podría comer. Normalmente me pierdo la cena por mis horarios y esas cosas. Pero la comida suena bien. —Me puse los zapatos, tratando de no pensar demasiado por qué me estaba invitando a cenar y también tratando de no enloquecer porque el maldito Lee MinHo me acaba de invitar a cenar. A pesar de que había sido bastante claro en el hecho de que no era una cita, pero aun así... —No estoy acostumbrado a que la gente me pida que me una a ellos —admití. Entonces hice una mueca porque eso no era exactamente cierto—. O no estoy acostumbrado a aceptar cuando la gente me lo pide.

Me sostuvo la puerta y caminamos por el pasillo.

—¿Por qué no aceptas cuando la gente te pide que te unas a ellos?

—Estoy muy ocupado. —Hice una mueca—. Y la razón más obvia es que no soy muy bueno con la gente.

MinHo claramente no tenía ese problema. Pasamos a dos chicas cerca del final del pasillo.

—Hola, MinHo—dijeron ambas.

—Hola —respondió.

El siguiente era un chico que llevaba un cesto de ropa sucia.

Curva de aprendizaje |MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora