Bennett x Fischl | Flor morada 🪻💔

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     El frío del rocío mañanero hizo despertar a la princesa de su profundo letargo, provocando un fuerte bostezo que pronto fue acompañado de un susurro que maldecía la salida del sol.

     La rubia se quedó mirando a la nada por varios minutos, terminando de procesar todo lo que había visto en sus sueños y apretando suavemente los edredones violetas en un tonto intento de hacer que su sirviente, Oz, no se percatase de sus nervios; olvidándose completamente de que él estaba vinculado a su visión, y que, por consecuente, a sus sentimientos.

     En su confusa y distorsionada mente, ella era la única que conocía sus sentimientos hacia el pobre peliblanco "de la eterna mala fortuna", aunque ya todos sus amigos y conocidos cercanos eran conscientes de este hecho. No obstante, para Amy era imposible confesar que durante todo el mes había estado teniendo unos hermosos sueños que siempre terminaban con una vergonzosa declaración de intenciones y una petición de amor eterno por parte de la princesa del juicio para el aventurero, por lo que cada vez que se le preguntaba por su relación con Bennett, solo se limitaba a responder que le tenía en buena estima y que apreciaba su compañía en las largas travesías (hasta la Costa de Halcón).

     Quizás fuese esa negativa constante de su yo de cada día lo que desató que su yo del sueño aprovechase cada oportunidad para sincerarse con el chico, pidiéndole que se quedase a su lado y diciéndole todo aquello que día a día reprimía en su pecho por culpa de la vergüenza.

     A diferencia de otros días, Amy no tomó su visión apenas se levantó de la cama y mucho menos se acercó al espejo para arreglar su cabello y alistarse para salir al gremio, sinó que bajó directamente hasta el primer piso de la casa y tras lavarse el rostro, a la mesa se sentó, llamando la atención de sus padres quienes preguntaron que qué había ocurrido con aquella joven "especial", obteniendo por respuesta un "todavía sigue durmiendo".

     La princesa sonrió alegre tras desayunar, y sintiéndose más feliz que de costumbre, decidió salir al jardín y regar las lucettas que había traído de la última expedición con su amigo.

     Aquellas flores siempre pasaban desapercibidas para todos los aventureros y comerciantes de Teyvat, pues sus usos medicinales eran muy reducidos y tampoco tenía demasiada utilidad en la cocina. Habían miles de flores más bonitas que esa triste flor que solo brillaba con la luna, pero justo por ese detalle, eran las favoritas de la rubia.

     — Señorita, ¿Se encuentra bien? — preguntó Oz, que había salido por la ventana de la habitación.

     — ¿Podrías preparar mi mejor vestido? — pidió ella, levantando la regadera y sonriéndole a su compañero electro —. Hoy tengo ganas de salir a dar un paseo.

     — Entonces también he de preparar su arco y flechas-

     — No, no, me refiero a un paseo común y corriente — aclaró —. Hoy... Quiero ser solo Amy.

     Si el día había empezado así, entonces era por algún capricho de ese caprichoso destino al que su amiga Mona tanto disfrutaba insultar en sus predicciones.

     Amy no necesitaba conocer los trucos de la hydromancia para saber qué le deparaba el día, pues le bastaba con saber que todas esas señales eran para indicarle que aquel día era perfecto para ser sincera y justa con su corazón.

     Llevaba demasiados años ocultándolo, y ya estaba cansada de ser cobarde.

     La primera vez que entendió la calidez en su pecho al ver al albino fue cuando este le regaló un ramo de rosas en su cumpleaños diez, acompañado de un dibujo (muy mal hecho) en el que se podía ver a los dos jóvenes en la primera expedición que realizaron juntos hasta la garganta de los borrachos; días más tarde, ella le regalaría un dibujo a su amigo en el que se observaba como Diluc los arrastraba de regreso a la ciudad, después de que, por un error del chico, casi quemasen los árboles frutales de alrededor del viñedo.

Romances efímeros [Genshin Impact - Oneshots] | ValDonde viven las historias. Descúbrelo ahora