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Narrator's point of view:

Mientras Duxo yacía en su cama, los recuerdos de lo que había ocurrido más temprano esa noche seguían atormentándolo. Pues le había dado un pequeño beso en la frente a Aquino, pero ahora no tenía idea de cómo él había reaccionado. El arrepentimiento comenzó a pesarle, y se preguntaba si su amistad cambiaría a partir de ese momento.

Mientras se encontraba entre las suaves almohadas de su cama, sus emociones lo abrumaron. Gritaba en silencio, con súplicas internas resonando en su mente - ¡ALGUIEN QUE ME MATEE! — Sus nervios lo tenían en un estado de agitación, y sus mejillas ardían en un tono carmín profundo. 

Esperaba con ansias que lo que sentía por Aquino fuera correspondido, que sus sentimientos encontraran eco en el corazón de su amigo, que pudiera corresponderle, que, de alguna manera sintiera ese amor tan verdadero que él sentía por el castaño. Pero entonces...

- ¿Ah? ... — Se preguntaba el azabache, abriendo sus somnolientos ojos uno por uno, se le veía agotado y su cuerpo le dolía, más con las heridas de lo que le había pasado hace unas horas y se recostó en la cama junto con las almohadas. Aunque luego se levantó de su cama al escuchar un repentino ruido que lo desconcertó. 

Se apresuró a buscar la fuente del sonido y pronto percibió el inconfundible golpeteo en la puerta de su habitación. Con dudas, se acercó a la puerta, la abrió lentamente y asomó la cabeza. Allí, en la penumbra, distinguió una silueta. Sin previo aviso, la figura empujó la puerta con rapidez y la cerró de golpe.

El corazón del oji-lila latía con fuerza, y su mente comenzó a girar ante la incertidumbre. Cuando se atrevió a mirar más de cerca, notó algo peculiar en la figura que tenía delante.- ¿A- Aquino? — se preguntó para sí mismo.

Antes de poder comprender lo que estaba ocurriendo, fue arrojado hacia su cama. El castaño estaba ahora sobre él, sin dejarle escapatoria, sosteniendo sus muñecas con firmeza. El azabache, confundido y sin aliento, notaba cómo sus mejillas se teñían de un carmín notable y sus ojos reflejaban una mezcla de emoción y deseo.

Cuando creía que sus labios se acercarían en un encuentro mutuo, Aquino de repente se esfumó, dejando a Duxo sumido en la confusión, preguntándose si todo había sido real o un sueño fugaz. Mientras ocurría todo esto, se escuchaban unas pequeñas risas de fondo, provenientes detrás de la puerta de su cuarto, la cual seguía cerrada.

Duxo, consciente de lo que estaba ocurriendo, se esforzó por calmar sus emociones antes de levantarse y abrir la puerta para ver quién era responsable de la situación. - ¡Aquino! — Le reclamó con un tono de enojo. Sin embargo, cuando abrió la puerta y no encontró al castaño donde se suponía que debía estar, su expresión cambió de una de ira a una de gracia.

- ¿Crees que soy idiota o que?  Le dijo el azabache, obviamente el castaño se estaba cagando de risa pues Duxo sabía que se había tomado de nuevo la poción de invisibilidad.

- Bueno... No pensé que te enojarías tanto... — Dijo "Inocentemente" el castaño mientras la poción que lo mantenía oculto se desvanecía. Sabía lo que había hecho, pero no había visto de alguna manera la reacción del azabache ante tal "broma", solo había percibido unos susurros apenas audibles de aquella habitación...

- Eh... ¿Necesitabas algo? Aparte de la "bromita" que me acabas de hacer. — Le dijo dudando de su respectiva respuesta ante el castaño, el cual estaba también con la duda entre decirle o no decirle lo que había ocurrido con él.

¿𝙴𝚡𝚙𝚎𝚛𝚒𝚖𝚎𝚗𝚝𝚘  𝙵𝚊𝚕𝚕𝚒𝚍𝚘? | 𝐃𝐮𝐱𝐢𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora