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⸺͏͏ # Duxo'spointofview: 〻
Quedé perplejo. ¿Realmente era él? ¿Zeus? ¡No podía creerlo! La emoción se apoderó de mí y no pude más que reír asombrado. No faltaban algunas lágrimas que rodearan mis ojos, inundados de aquella felicidad al encontrarte, pero no fue igual.
Te veías algo... diferente. Tus hermosas alas de aquel color rojizo parecían desvanecidos y rápidamente me di cuenta de que... aquel ruido, suponiendo que era alguna amenaza, por primera vez puedo decir que tenía razón.
—¡AQUINO!
—¿Dime cariño?
—¡ES ZEUS!
"Aquinin" no pudo reaccionar de otra manera más que correr a toda prisa detrás de mi. Se veía que quería creer que era una broma pero al llegar a mi lado, se dio cuenta que no lo fue.
—Duxo...
—¡Sé que tiene solución Aquino! —Insistía con tono quebradizo.
—No sé si tenga solución —Dijo cabizbajo.
Y tenía razón, esas heridas parecían profundas y no sabíamos cuánto tiempo había pasado desde que aparecieron en su frágil e intranquilo cuerpo. Por suerte, Aquino anteriormente había leído una parte de su libro donde se mencionaban algunas técnicas para poder restaurar o curar heridas de cualquier tipo.
Lo había puesto en práctica conmigo cuando tuve el anterior incidente de la pócima pero, no estaba seguro si en esos momentos le serviría mucho poner aquella magia en el dragón.
—Hazlo con c-cuidado... ¿Si? —Miraba a Zeus quejarse.
—No prometo nada —Me miró con firmeza.
Poco a poco, vi como se acercaba al indefenso dragón. Su rostro demostraba que realmente le dolían aquellas heridas y que deseaba que se sanaran. Aquino se colocó frente a las heridas y puso sus manos en ellas.
Estaba concentrado mientras lo miraba de reojo con curiosidad, tratando de averiguar si realmente funcionaría. Una emoción sin sentido se reflejaba en mis ojos mientras los observaba atento.
Me acosté en el pasto, sintiéndome cansado después de estar de pie todo el rato mientras Aquino "curaba" a Zeus. A pesar de ello, me sentía feliz. Un mar de emociones se reflejó en mis ojos mientras pensaba que realmente podríamos volver a ser lo que fuimos, aunque sin Cubito no sería lo mismo, sentía y sabía que él estaría feliz de saber que Zeus estaría bien.
La esperanza y la alegría se mezclaban en mi corazón, mientras observaba a Aquino trabajar en la recuperación de mi querido dragón...
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