¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⸺͏͏ # Duxo'spointofview: 〻
Tenía tantos problemas en mente, y uno de ellos era la situación por la que pasaba Aquino. Quería distraer su mente y evitar que un mal momento afectara todo lo que estaba logrando hacer con nuestra relación. Realmente valoraba a Aquino y no deseaba verlo decaído.
Después de lo que había ocurrido en su habitación, mientras lo llevaba al comedor, la tristeza me invadió. De repente, me detuve y, sin entender completamente lo que me estaba sucediendo, miré a mi compañero y le di un abrazo. Era como si necesitara expresar mis emociones en ese gesto, en lugar de en palabras.
Era evidente que Aquino no era fanático del contacto físico, especialmente si se prolongaba durante mucho tiempo. Sin embargo, en ese momento, sentí que abrazarlo era la forma que necesitaba para demostrar mi cariño, ya que me resultaba difícil expresarlo adecuadamente con palabras. Era mi manera de intentar transmitir lo que sentía.
—¿Duxo?
—Dime...
El abrazo entre Aquino y yo se prolongó por un instante que se sintió eterno. En ese momento, el mundo exterior pareció desvanecerse, y solo éramos él y yo, compartiendo un instante de intimidad y comprensión. A pesar de las complicaciones y los malentendidos, había algo hermoso en el hecho de que nos apoyáramos mutuamente.
—Perdón... —Le dije a Aquino todavía abrazándolo.
—¿Perdón por qué?
—Por todo y, aparte, por lo que estoy apunto de hacer.
Dicho acto fue una confesión impulsiva, lo dije sin pensarlo demasiado, consciente de que tal vez estaba avanzando demasiado rápido. No tenía certeza de si Aquino compartía los mismos sentimientos que yo o si siquiera había reflexionado sobre la razón detrás de mi afecto hacia él.
Sin embargo, lo que estaba claro era que ya no podía seguir ocultando mis verdaderos sentimientos. La fachada de amistad se estaba volviendo insoportable, y cada mañana en la que lo veía de esa manera, mi corazón latía más rápido, y los nervios se apoderaban de mí cada vez que se acercaba.
En un instante, sin pronunciar una palabra adicional, me separé del abrazo. Aquino lucía confundido, y en ese momento, mientras llevaba su cubrebocas, con cuidado la bajé. Mis ojos quedaron fijos en sus labios rojizos, hipnotizados, mientras parecía que me hablaba, pero decidí hacer caso omiso de ese discurso interno.
Mis acciones fueron impulsivas, sin pensar dos veces me aproximé lentamente a su rostro, concentrándome en esos labios que había anhelado durante tanto tiempo. Eran los mismos labios que me habían atormentado en mis noches de insomnio, imaginando un beso que finalmente estaba a punto de suceder.
Sin embargo, antes de que pudiera siquiera rozarlos, recibí un no tan fuerte empujón, sintiendo mi cuerpo ceder y observando el rostro de Aquino, que parecía mostrar disgusto. No entendía lo que estaba pasando hasta que escuché sus palabras.
