Capítulo 3

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Año 845, Distrito Shiganshina

Corriendo detrás de sus inseparables amigos, la niña brillaba de felicidad, a pesar de que sus hermanos aún pensaban de ella como la más débil y pequeña a la cual tenían que cuidar no lograban evitar que escapara de su hogar a reunirse con Mikasa, Armin y Eren, que muy a costa de Sigmund, Aisha no dejó de ver al niño.

Había tenido una mejora notoria en su vida, después de un año de su última recaída finalmente su cuerpo comenzaba a mejorar, ella estaba sumamente agradecida con el doctor Jaeger, se había esforzado en tomar los medicamentos, llevar una buena alimentación y cuidar su cuerpo, a sus 10 años su cuerpo débil se volvía fuerte y sano.

De un lado a otro los niños iban jugueteando entre las calles, imaginaban que salían a excursiones en el exterior, jugaban a las escondidas o algún juego nuevo que se les ocurriese y peleaban con los abusones que intimidaban a Armin, Aisha no solía formar parte de las peleas al igual que Armin, se quedaban detrás de los implacables hermanos.

Eren preferiría llevarse la paliza de su vida antes que dejar que su niña bonita obtuviera algún rasguño por culpa de su inmadurez y poca paciencia, la cuidaba más que cualquier otra cosa en su pequeña y corta vida, todo esto ocasionaba que Mikasa y Aisha tuvieran roces, la atención de Eren era lo más preciado para cada una, a pesar de su extraña rivalidad mantenían una buena relación siempre y cuando Eren no estuviese involucrado.

Lo que solía poner triste a Mikasa es que la más pequeña solía llevarse la victoria, no era secreto que Aisha era la principal adoración del Jaeger, sus escapadas a la colina de los dos eran los momentos más preciados para el niño.

Sus constantes peleas no evitaban que Aisha en su corazón soñaba con ser igual de fuerte que Mikasa, no le gustaba ser siempre la protegida, quería dejar de ser un estorbo y acompañar a sus amigos a ir al exterior y ver que había más allá de las murallas, su cobardía la convertiría en valentía y saldría a explorar o moriría en el intento de descubrirlo, tal como él capitán Levi.

Le encantaba hablar con Eren sobre la legión y que se prepararían para salir en las expediciones, un secreto y promesa entre los tres chiquillos, Mikasa solía seguir el juego, para ella mientras Eren estuviera a salvo no le importaría vivir como "ganado".

–Me voy Mamá Rhea –se despidió Aisha en otro de sus cotidianos días, para echar a correr antes de ser detenida por Sigmund.

–¡NO! irás de vuelta con ese niño raro –Sigmund trato de seguirla siendo detenido de inmediato por la mujer que miraba con ternura a uno de los niños que cuido con mucho amor.

–Vamos, no puede quedarse aquí para siempre –amonestó Rhea –tu y Martha son iguales, ella irá por su propio camino y lo sabes.

–Ya sé eso, pero esa tonta, solo sigue al idiota del hijo del doctor Jaeger, incluso el cabecita de coco es más sensato y aún así ella solo escucha al mocoso ese –sus manos se apretaron en puños sintiendo la preocupación en su pecho, de todos los niños justo ese tarado.

–Te he dicho que no hables con groserías –jalo la oreja a lo que el adolescente se quejó –. Son los amigos de tu hermana, además es adorable, siempre le trae dulces o florecillas ¿por qué eres tan malo con él?

–Es que él...

–Nada, ve adentro y lleva a tus hermanos por el mandado de hoy –dio empujones callando cualquier queja que pudiera salir de su boca.

Aisha disfrutaba del aire en su rostro, dio unos cuantos saltos gritando llena de júbilo y alegría.

–Adiós señor Süssmann –exclamó al panadero que rió al verla correr, finalmente se comportaba como alguien acorde a su edad.

PerenneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora