08. Matilda

2.1K 324 67
                                    

Jungkook era tímido, siempre lo fue y nunca le molestó serlo a pesar de que tenía pocos amigos y nunca había tenido novio.

Nunca le molestó hasta ese día.

Con el papel con su horario impreso en sus manos temblorosas, el joven omega leía las materias, los nombres de los profesores y las aulas a dónde debía ir y se sentía asustado.

Comenzar en un nuevo colegio lo paralizaba de miedo.

El olor a azufre que desprendía fue lo que debió alertar a su madre porque ella se volteó a verlo desde el asiento del copiloto.

"¿Qué pasa, hijo?" Inquirió con ese tono tan amable y sonrisa cálida.

Jungkook negó con la cabeza.

"Tengo miedo de ir a un colegio nuevo" se encogió de hombros. "¿Y si no hago amigos? ¿Y si nadie quiere juntarse conmigo?"

Minjeon sonrió con ternura, pero antes de que pudiera hablar, la voz de Kang se le adelantó.

"No vengas con eso, Jungkook-ah" lo miró momentáneamente por el espejo retrovisor del auto antes de regresar su vista a la carretera y seguir manejando. "No seas cobarde"

El omega suspiró y bajó la cabeza porque a sus diecisiete años no era lo que su padre esperaba de su primogénito, primero siendo omega y luego careciendo del carácter necesario.

Jungkook ni siquiera tuvo valor para responder.

Minjeon frunció los labios y aunque tampoco tenía el coraje para contradecir lo que su esposo dijo, estiró la mano y acarició el brazo de su hijo por encima del suéter del uniforme.

"Todo va a salir bien, mi amor. ¿Sí?" Suavizó su tono al final de la oración y a pesar del amor que había detrás de esa palabras, Jungkook simplemente sonrió de lado y volvió a bajar la cabeza.

Permaneció en silencio el resto del viaje, temiendo volver a decir alguna idiotez y que su padre se enojara con él.

El auto se detuvo y la enorme edificación de su nuevo instituto se alzó ante sus ojos. Era antigua y bastante tenebrosa, como de aquellos internados viejos de los años cincuenta y las mansiones de ricos en las películas de terror.

Aspiró con profundidad y esperó a que alguno de sus padres saliera, pero su padre no amago a hacerlo y debido a esto, su madre tampoco, pero Minjeon tuvo la decencia de girarse y regalarle una sonrisa.

"Qué te vaya bien, hijo"

Jungkook sonrió.

"Gracias, mamá" su padre lo miró a través del espejo retrovisor. "Adiós, papá"

"Adiós" el alfa espetó de manera brusca. "Pórtate bien, no te metas en problemas"

El joven omega no hizo más que presionar los labios y salir del auto con una sensación de desamparo que crecía a cada paso que daba. Tal vez ya estaba grande, no necesitaba que sus padres lo acompañaran a la puerta de la escuela y tampoco era necesario una muestra de cariño de su parte, pero no le haría mal recibir de vez en cuando amor.

Cruzó las rejas de la entrada y caminó por el patio delantero de adoquines, completamente desierto y Jungkook se preguntaba si estaba llegando tarde o esta desolación era propia del colegio.

Sin embargo, no se atrevió a acelerar el paso.

Siguió caminando con cautela, tanteando el terreno y observando a todos los lados sin perderse ningún detalle, y fue esa agudeza en su vista y audición la que lo hizo escuchar el crujido de unas plantas a su derecha.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MILLION REASONS | taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora