Capítulo 4

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La Semana en la enfermería




Cómo era de esperarse la noticia de un nuevo estudiante no clasificado y en la enfermería, no tardó en esparcirse alrededor de la escuela. Harry por supuesto tuvo que mentir acerca de no saber nada, acción que se volvió muy difícil teniendo en cuenta la necesidad casi inquietante de Hermione para averiguar las cosas y la intensa insistencia de Ron por abordar el tema. Así mismo sus clases se habían reanudado al día siguiente de la visita de Dumbledor, habiendo acordado que sus tutorías se harían entre la hora del almuerzo y después de su última clase, Harry se encontraba bastante feliz por no pasar demasiado tiempo mintiéndole a sus amigos, aunque estos se sintieran ignorados.

Con respecto a las clases de posciones, eso fue un tema diferente.

Era increíble la soltura que parecía tener todo Hogwarts con la ausencia del murciélago de las mazmorras, Dumbledor se las había visto apretadas buscando un reemplazo aceptable para Snape y parecía que tanto el profesor Flitwitt como madame Pomfrey se habían estado regodeando con su búsqueda infructuosa, Harry creía que se debía a lo infravalorado que era Snape ante los ojos del director. Secretamente Harry se unió a las burlas.

Por otra parte sus estadías en la enfermería bajo el mando de Madame Pomfrey no fueron menos que interesantes, cada día de esa semana parecían llegar muchos más estudiantes con resfriados o narices sangrantes, dolores de cabeza o alguna reacción secundaria de un embrujo mal lanzado, por lo que Madame Pomfrey no escatimó en aprendizaje e instruyó a Harry para cualquiera de esos casos. Sí los estudiantes estaban sorprendidos o no de verle como asistente de la enfermera de Hogwarts, no dijeron nada y Harry les agradecería internamente.

Así mismo Snape ... bueno, Prince resultó ser una compañía bastante grata. Debido a las demás responsabilidades de Madame Pomfrey y la incapacidad de Prince para salir de la enfermería, Harry se vio acompañado del chico cada vez que la enfermería era dejada a su cargo (que eran pocas las veces, pero aún así se sentía agradecido de tal acto de confianza), sus tardes se resumían a sentarse en alguna silla contraria al palco del joven Prince para luego leer algún libro de Medimágia o alguna asignación de tarea, del mismo modo había encontrado en su baúl los libros de 1er y 2do año todavía intactos, por lo que sin necesidad de decir nada, le facilitó el material de lectura para ver hasta qué punto podía recordar sobre la magia.

Su sorpresa vino una tarde durante el tercer día en la enfermería, cuando Harry se encontraba arreglando algunos artilugios bajo la mirada de Madame Pomfrey hasta que un estruendo los sacó a ambos de su concentración — ¿ocurrió algo, joven Prince? — preguntó la matrona, observando sobre sus narices alguna cosa o artículo fuera de lugar.

      — Sólo se me cayó un libro, no es nada grave — había dicho el joven, intentando sentarse en su camilla para recuperar el objeto.

Harry, que había dejado los utensilios de lado, se acercó a ayudar — Ya lo recojo, no te muevas mucho —

Sin embargo y antes de cualquier cosa, el chico de ojos azules había extendido su mano para susurrar un suave — Accio — y al momento siguiente tener el libro en su mano.
El silencio fue obvio en la habitación, donde sin siquiera saber su verdadero nombre, su anteriormente maestro de posciones había realizado un hechizo del calibre de un quinto año. Esté mismo pareció escandalizado por tal acción, observando entre confundido y sorprendido el libro de "Animales Fantástico y donde encontrarlos" que había tocado el suelo hace menos de quince segundos.

La matrona de la sala fue la primera en romper el silencio, sacando una leve carcajada orgullosa — Pero bueno, esto es una grata sorpresa — enunció, espabilando a ambos chicos.

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