||Twenty-Four||🐥

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La venganza
De chaesoo.

Australia 03:58 a.m

— Thalía..— compartían besos, mientras la más alta sujetaba la cintura de la rubia sin dejar de besarla.

— Déjame amarte rosé, por favor.— le mordió el labio inferior a la rubia, la chica jadeó y soltó una suave sonrisa.

Estaban ebrias, estaban dolidas, y necesitaban amor, más la rubia, necesitaba amor, mucho.

Los labios de la rubia eran suaves, como besar un algodón, embriagantes, para la pelirroja.

— Jisoo..— volvía de su ensoñación, separandose de la chica. Roseanne relamio sus labios, pero agachó la mirada.

La habitación quedó en silencio, nadie de las dos quería hablar.

— Rosé.. — intentó romper la tensión Thalia.

— Lo siento Thalia, te quiero, pero jamás te podré mirar como la miro a ella. — soltó.— Lamento, no ser el amor que esperabas que te quisiese.
Debes entenderme Thalia, mi corazón tiene dueña.

— Lo entiendo Rosie, pero.. ¿Por qué te sigues lastimando así? Yo te amo, yo te puedo dar todo aquello que ella por falta de atención no te otorgó. Por favor, dame una oportunidad.— la miró a sus ojos. Su mirada era triste, y sus ojos azules se llenaron de lágrimas.

Porque espero ver un recuerdo nuestro, en sus ojos.

Sólo, lo lamento.— tomó sus cosas, y se dirigió hacia la puerta de la habitación de hotel de la menor. — Espero que encuentres alguien a quien amar.— expresó, sin voltear su mirar hacia la otra chica.

Aquella apretó sus labios, y aún con sus ojos llorosos dijo:— No buscaré a alguien para amar, porque ya te amo a ti. Y si algún día ella te vuelve a dejar, con un corazón roto, mi oferta seguirá en pie, Roseanne, eternamente.— levantó sus hombros, y la contraria sintió su corazón hacerse pequeño. Mordió su labio inferior de manera fuerte, logrando provocarse dolor, simplemente abrió la puerta y dejo ahí dos cosas.

Un amor no correspondido, y una chica con el corazón roto.

Three broken hearts, one pure love.

Estados Unidos, L.A
20:30 p.m

— Jamás me imaginé tener una vida así.— sincero dejando a la bebé en la cuna al lado de su grande cama, la pequeña se removió levemente, pero a la final tomó su manta con su pequeña manita y la abrazó. Jennie le acarició la pequeña cabecita haciendo que está soltará un jadeó gostoso, de comodidad.

— Si, yo tampoco.— lalisa luchaba contra Ella para poderla cambiar, pero la pequeña no parecía estar gustosa con eso, así que luchaba a más no poder, no le gustaba utilizar ropa, así que simplemente pateaba para evitarlo.— Ellie, por favor, cielo. — estaba a punto de rendirse, la pequeña reía al ver el estrés de la mayor, Ella le gustaba fastidiar a Lalisa, era lo mejor para ella.— ¡Els! — se estaba enojando, la pequeña seguía riendo.

Jennie rodó los ojos y se acercó a la menor para arrebatarle la ropa de la pequeña.

— Ella, es hora de dormir, y tengo que cambiarte, por favor, colabora.— le habló a la pequeña, con un tono autoritario, la niña se detuvo y le sonrió. Pronto, se calmo y se dejó cambiar, sin molestar, sin quejarse. — Muy bien, mi amor. — besó su nariz, la pequeña jadeó contenta, amaba los mimos, y más si eran los de Jennie.

— Tengo la mejor escena mental, que jamás alguien más podría tener.— Sonrió, y jadeó un poco su cabeza de lado. — Aunque, ahora estoy molesta porque a mí no me hace caso, aún así no importa, sigo siendo la mejor mamá.

— si claro.— rodó sus ojos, y puso a la bebé en la otra cuna, al lado de la de su hermana.— descansen, hermosas. — susurró suavemente.

— Eres la mamá más linda que he visto.— susurró abrazándola por detrás.— Pero no le digas a mi mamá.— ambas rieron. Lalisa dejó un beso en el cuello de Jennie y la contraria se relajó en sus brazos.— estás cansada, vamos a dormir.— animó. La contraria simplemente asintió y procedió a cambiar su vestuario a una de las camisas grandes blancas de Lalisa y un short.

— Déjame.— empezó a reír cuando sintió que Lalisa quería comenzar a hacerle cosquillas, su tono de voz no era tan alto ya que no quería que las menores se despertaran, pues después serían difíciles de hacerlas dormir. Lalisa se arrojó encima de Jennie y siguió haciéndole cosquillas.— P-para, ¡por favor! — hablaba sin dejar de reírse.— ¡Lalisa!

— Bien bien, ya.— miró sus ojos gatunos detenidamente.— Te amo.— soltó sin más.

— Yo también, te amo. Eternamente.— se sonrieron.

Aeropuerto Internacional de Melbourne
11:30 a.m

— Bien, al fin. Voy por ti.— tomó su maleta y empezó a salir del aeropuerto. Pronto, su ceño se frunció, vio a lo lejos a alguien que odiaba conocer.

Thalia.

Esta andaba con una gorra y su cabeza agachada, ahora estaba confundida, muy confundida.

¿qué hacía acá? ¿qué hacía en tierras que no le pertenecen?

Marcó su mandíbula evitando tener el pensamiento que por años le había guardado a Thalia. Quería robar lo suyo. Pero no, porque por algo es suyo, ¿no es así?

Se acercó a ella. Iba sin seguridad, así que no había problema, la chica iba con su mirada agachada, pero por un momento levanto la vista, sus ojos se veían tristes, desolados. Con ojeras y sus ojos hinchados.

Sintió pena por un instante de ella, aún así, se planteó; ¿qué hacía acá?

— Ryder.— Mencionó lo suficientemente alto apenas estuvo cerca de ella para que la escuchase.

— Oh, hola Kim. — suspiró.— disculpa, tengo que irme rápido.— rascó su cabeza incómoda, e intentaba huir, cosa que no le funcionó mucho.

— ¿Qué haces aquí? — pregunto sin rodeos. La otra volvió a suspirar, pero está vez con molestia.

— La misma mierda que tú.— rodó sus ojos.— me iré al grano, hazla llorar una vez más, y me encargaré que jamás, pero jamás, la volverás a ver.— amenazó, dándole una mirada sería.— sabes que la amo, sabes que me gusta y es mi vida. Así que, hazla llorar, y me encargaré de que jamás vuelva de derramar una lágrima por ti. Lo juro.

— Oh.. yo— suspiró, mordiendo su labio.— Lo siento.

— A mí no, Kim.— negó cabizbaja.

— A ella.— hablaron al mismo tiempo.

— gracias Thalia. Prometo no dañarla de vuelta.— le sonrió, la chica asintió, y siguió caminando por su dirección, miró una última vez a la pelinegra que se encontraba corriendo, de espalda a ella.— No me decepciones Jisoo, porque ella no lo merece.

Ella no merece derramar sus lágrimas.

❝La venganza de Manoban❞ 仝 Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora