Especial Chaesoo.
— ¿Qué haces acá? — La mujer levantó su ceja, su expresión era neutral, no le sonreía como antes, simplemente la miraba interrogante.
— ¿Está rosé? Por favor, quiero hablar con ella. — pidió. La mujer empezó a cerrar la puerta pero la pelinegra lo impedio.
— ¿Qué más daño le quieres hacer? ¿No te basta con lastimarla como ya lo has hecho? — interrogó con un tono enojado.
— Lo siento, lo siento de verdad. Lo que menos quiero es lastimarla y es lo que más hago, aún así, solo quiero hablar con ella rápido, juro que no tardare demasiado.— rogaba, y esperaba que la mujer mayor accediera.
— Has cometido múltiples errores Kim.
— Lo sé, pero juro que..— se vio interrumpida.
— déjame terminar.— suspiró.— Te has equivocado muchas veces con ella, la has hecho sentir mal. La has negado, y no sabes cuántas noches me ha llamado pidiéndome ayuda al no saber cómo actuar contigo. — Jisoo agachaba su mirada, ahora por primera vez estaba reflexionando todo lo que sintió rosé, porque durante todo este tiempo solo estuvo pensando en ella misma.
No había pensado en la chica que amaba.
— A pesar de eso..— la pelinegra levantó, la mujer suspiró pesadamente, y abrió la puerta.— puedo ver que la amas, y tampoco puedo soportar ver triste a mi hija. Pero juro que si le vuelves a hacer algo Jisoo..— la miró pesadamente.— no me interpondré cuando Mason intente tomar un avión para ir a matarte.— amenazó, y la pelinegra tragó fuerte.
— No volverá a suceder, lo puedo asegurar.— mordió su labio con nerviosismo.— ¿Puedo pasar?
— Bien. Pasa.— dio permiso para que la chica caminara, la pelinegra ingresó con vergüenza a la casa que llevaba conociendo desde hace años. posó su mirada sobre la madre de rosé, hablándole con sus ojos.— Está en el cuarto de estudio nuevo. Segundo piso, en el pasillo extenso de la izquierda, la última habitación. — indicó, la chica asintió.
— Permiso.— empezó a dirigirse hacia las escaleras y caminar hacia el segundo piso por dónde la mujer le indicó. al llegar y encontrar el pasillo extenso de la izquierda se percató del montón de fotos familiares que habían.
Ella sabía que Rosé era amada desde pequeña por su familia, tenían fotos por montones de la pequeña, desde que estaba en pañales hasta la edad de hoy.
La familia de Jisoo fue todo lo contrario, en su casa no habían fotos de ella de pequeña, a diferencia de como habían de sus hermanos, en algún punto esto llegó a doler, pero lo superó.
Muchas veces pensó el porqué no podía darle amor a rosé como una pareja normal, o como se lo daba la contraria.
Pero, la verdad ¿Quién puede demostrar amor a alguien más, si cuando fue pequeña jamás notó aquel amor en ella? Se echó la culpa múltiples veces, pero de nada servía culparse si no lo arreglaría.
Era hora de por fin arreglar su error y dejar de lastimar a su chica, ¿Era lo correcto ya, no?
Al llegar al final tomó el pomo de la puerta, y dudó en abrirlo.
La ama.
¿La ama? Debatió.
Sí, la ama.
Giró el pomo con delicadeza y abrió suavemente la puerta con sus manos temblorosas, suspiró profundamente y pasó a la habitación.
La habitación era término medio, ni muy exagerada, ni muy pequeña. Recorrió con sus ojos la habitación primero, las paredes blancas con estantes grises en los extremos, pudo ver un ventanal con persianas en la parte de atrás, algunos cuadros de los primeros discos de blackpink, y el original de gone, firmado por rosé.
Había un escritorio de madera oscura fina, con algunos papeles esparcidos y una pc en ella. No había visto a la rubia, su corazón se aceleró más aún. Había una puerta en el extremo izquierdo de la pared. Había un sofá a su lado, cerró la puerta con suavidad y escuchó tarareos provenientes del interior de aquella puerta, cada vez se oían más cerca y escuchó como estaban abriendo esta.
— Mamá, ¿Cuántas veces te he dicho que pidas permiso antes de pasar to— miró hacia la puerta la rubia, mirando a una pelinegra con el pulso acelerado, y su corazón en su boca, rogándole a Dios que pudiera explicarse bien.
— Rosé.— murmuró.
— Jisoo..— los ojos de ambas brillaron, era claro que ninguna de las dos se percató de esto. Mientras Rosé sentía su cuerpo debilitarse ante la mirada de la mujer, en la mente de Jisoo solo pasaba una cosa.
Ni por billones de mujeres que hubieran en el mundo, ninguna compararía la belleza de la rubia.
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❝La venganza de Manoban❞ 仝 Jenlisa
De Todosegunda temporada de; "¡Jennie Kim! ¡Ya deja wattpad!" - Lalisa, préstame atención. - Lo siento Jen, tu empezaste.- decía mirando su teléfono. De repente, su vida dará un giro de 360° cuando dos bebés aparezcan en sus vidas ¿Podrán soportar?