Nacer en algunos casos en circunstancias menos que ventajosas. No siempre significa que las personas se vuelvan locas o luchadores que prosperan en la locura o el caos. Y por un tiempo. Yo era una de esas personas cuando mi madre me crió sola durante los primeros seis o siete años de mi vida.
Y creo que ella hizo lo mejor que pudo considerando las circunstancias. Fue cuando ella se volvió a casar, cuando yo tenía ocho años, que pensé que recuperaría algo parecido a la normalidad.
Debería haber sabido mejor. No es que mi padrastro no fuera un mal tipo. Fue tan cerca de cuando cumplí 12 o 13 años que las cosas empezaron a cambiar de manera drástica.
Mi tío Bob, una de las personas responsables de que me interesara en el Pro-Wrestling, murió y a partir de ahí todo fue cada vez más cuesta abajo.
Como no un año o dos después, murió mi bisabuela Boyce, seguida de mi madre, quien fue la otra responsable de que yo me interesara por el Pro-Wrestling, cuando apenas tenía unos meses de cumplir 16 años en ese momento.
Simplemente empeoró.
Después de graduarme de la escuela secundaria con un par de diagnósticos psicológicos como un hombre con delirios psicóticos leves y que sufría de una depresión profunda que a veces resultaba en estallidos ocasionales de ira o tendencias psicóticas como hablarme a mí mismo con una voz diferente y otras cosas.
Entré directamente a la lucha libre en los circuitos independientes de Estados Unidos y de todo el mundo. Principalmente lucha libre bajo el nombre de 'Madhouse' Boyce.
Perfeccioné mi estilo y personalidad en cada territorio en el que trabajé. No fue hasta que llegué a Japón que realmente logré un gran éxito en el negocio.
Porque tenía como novia fuera de la pantalla a una hermosa puertorriqueña. Y ella era hermosa.
Su nombre era Kennedy Shaw. Sé que no suena puertorriqueño.
No fue hasta un año después que su oponente, que era un veterano del negocio, accidentalmente la dejó caer de cabeza desde la cuerda superior.
Cuando vi que ella no se movía, me preocupé mucho. Le revisé el pulso y ya se había ido.
Lo que pasó después ni siquiera Finn o AJ pueden explicarlo y ellos estuvieron allí esa noche como parte de NJPW al igual que yo.
Simplemente rompí y destrocé a cualquiera que estuviera en el ring y a cualquiera que intentara entrar al ring para tratar de someterme o calmarme.
No hace falta decir que me impusieron una suspensión de seis a siete meses. Pero cuando volví a trabajar para NJPW después de la suspensión.
Nadie se acercaría ni se acercaría a mí. Cuando regresé. AJ y Finn ya estaban en la WWE.
No fue hasta uno o dos años después que la WWE me recogió.
Dejen sus comentarios acerca del capítulo reciente.