Emma
Querido diario, no sé quién soy.
Siento que he perdido quien era, siento que ya no soy quien creía que era, porque ya no brillo. Ya no brillo, ya no existo. Ya no sé quién soy, aunque siento que nunca supe quien era.
Siento que no encajo, que no soy parte del puzle que crea mi entorno que soy una pieza perdida de un puzle a medio hacer en el que la gente es como yo. Pero aquí no encajo tampoco quiero encajar, no quiero ser parte de ellos, no quiero salir de fiesta a meterme litros y litros de alcohol en el cuerpo, no quiero reírme de la gente y juzgar cada parte de ellos, no quiero hacer apuestas para besarme con chicos, pero al parecer tengo que hacer todo eso para encajar en su mundo.
Siento que soy una pieza perdida que nadie va a buscar, una pieza que sobra. Pero eso no es lo peor, lo peor es como me veo. Me veo como una persona horrible, me veo como una persona que no debería de estar aquí, siento que sobro, siento que no sirvo para nada. Siento que no hago nada bien y que por mucho que lo intente no lo haré, siento que nunca seré suficiente, ni para mí ni para nadie, siento que estoy cayendo una y otra vez. Siento que no me puedo levantar, porque cada vez que lo hago, me voy a volver a caer o me van a volver a tirar al suelo.
A lo mejor no se esta tan mal aquí en el suelo, me tendré que acostumbrar.
Puede que no me quiera levantar por miedo por miedo a lo que puede pasar mientras que este de pie. Tengo miedo a ser yo, porque ya no sé quién soy, porque me han hecho tanto daño y me he hecho tanto daño que ya no sé quien me ha hecho más.
Desde diciembre han pasado muchas cosas, y solo estamos en febrero. He descubierto la forma de parar mis pensamientos, pero no en el buen sentido, cuando nada funcionaba descubrí el dolor. El dolor es lo único que hace que las voces de mi cabeza se callen y que pare todo lo que hacía que mi corazón lata tan rápido que su sonido haga retumbar la habitación, que mi respiración sea incontrolable y que hace que tenga escalofríos y temblores. Esa forma no es la mejor, pero tampoco la peor.
Cada vez que me quito la sudadera y me miro el brazo revivo el momento en mi cabeza, revivo el sentimiento y eso hace que tenga miedo.
Ese día estaba sola en casa, cuando mire los mensajes directos y vi como personas del instituto me reenviaban una y otra y otra vez el mismo post. Ese post estaba lleno de capturas de los mensajes de un chat, un chat de mis supuestos amigos acusándome de haberme acostado con James y haberle dejado a medias. Sí, lo sé, es una tontería, pero para mí no lo es, no lo es porque eso no ha pasado, no lo es, porque él me rompió el corazón y no lo es, porque no solo decían esa tontería, también estaban hablando de mi de una manera que prefiero olvidar.
Supongo que en ese momento se me junto todo, si sumamos eso a mis pensamientos autodestructivos, conseguimos que las voces de mi mente se apoderen de mi. Y sigo sin entender como llegue al baño, como conseguí desinfectar unas tijeras y como me hice ese corte. Creo que no sé como lo hice, pero conseguí parar mi cabeza, se apodero de mi el dolor y por fin después de dos horas conseguí respirar, cuando me di cuenta de lo que me había hecho no supe cómo reaccionar. Creo que sigo sin saber cómo hacerlo.
Lo malo, que no solo está eso. También hay una voz más, la de mi reflejo, esa voz me dice que tengo que adelgazar, que no soy perfecta, que no soy suficiente. Así que le estoy haciendo caso, porque creo lo que me dice. Mi reflejo en el espejo muestra las cosas tal y como son, pero mi mente puede que vea las cosas de otra forma. La báscula siempre tiene la razón y ahora solo pienso en que puedo comer y en que no, ya no disfruto de cosas que antes si lo hacía.
Pero el mayor problema es que he perdido lo que me hacia ser yo, he perdido mi brillo. Si es que lo tenía claro, si es que brillaba, porque a lo mejor todo eso son cosas que están en mi mente y que no son reales. Porque yo veo a los demás brillar, pero quién me ve a mí hacerlo, quién lo hará. Porque al final del día solo me tengo a mí y ya no estoy para mí. Yo me auto convencía de que brillaba, de que tenía algo especial y yo me lo creía, creía que lo tenía y creía que lo hacía.
Pero ya no, me he perdido a mí.
Estoy rota, las piezas de mi puzle no encajan en mí.
Me he apagado y cuando muere una estrella, ya no brilla tanto el cielo.
Todo lo que en mi mente había creado se ha acabado.
Siento que cada vez caigo más y más y más.
Todo el cielo está más oscuro y en esta noche eterna ya no veo ninguna estrella.
Pero sé que algún día puede que encuentre alguna razón para brillar.
With love,
Emma
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Una razón para brillar
RomansaSiempre buscamos la luz del sol, esa luz al final del túnel, un pequeño rayo de sol en un día oscuro. Pero las estrellas brillan más en la oscuridad. La vida perfecta no existe y unas palabras o tu propia voz te pueden destruir en miles de pedazos. ...