46. Abril

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Nunca había tenido tantísimo miedo como aquella tarde perdida en el bosque

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Nunca había tenido tantísimo miedo como aquella tarde perdida en el bosque. Sin querer me había desviado demasiado del camino, no sabía dónde estaba, no sabía dónde estaban los demás, no sabía dónde estaba Andrew. Cada minuto que pasaba hacía más frío y estaba angustiada. Lloraba, tiritaba de miedo y frío y buscaba cualquier indicio que me indicara que el grupo estaba en alguna parte cerca de mí. Resbalé por una pendiente, haciendo que mi cámara de fotos cayera y se rompiera, así que tenía más razones para llorar. Estaba desesperada, agobiada y aterrada pero por suerte apareció Andrew. En cuanto lo vi, con los ojos rojos e hinchados de haber estado llorando, no pude separarme de su cuerpo. Él era el único que podía calmarme. El único que podía frenar el temblor de mi cuerpo.

Abrí los ojos pesadamente, ya en la cabaña con el suave calorcito de las mantas y del calor que emanaba el cuerpo que tenía detrás de mí, abrazándome con fuerza como si no quisiera soltarme. Su brazo derecho descansaba encima de mi cintura, mi espalda chocaba contra su pecho firme y caliente y nuestras piernas estaban entrelazadas. Le acaricié la punta de los dedos y él soltó un profundo suspiro que me erizó la piel de la nuca. Dormía con tanta tranquilidad, emanaba tanta paz que me habría encantado tener la cámara para hacerle una foto. Pero mi cámara había muerto el día anterior. Bufé cabreada por mi maldita mala suerte y con suavidad aparté el brazo de Drew para poder levantarme. Se movió un poco mientras refunfuñaba alguna cosa en sueños y siguió durmiendo sin darse cuenta de nada. Me quedé un ratito allí de pie, observándole mientras dormía y pensando en lo mono que estaba con su pelo alborotado y los labios entreabiertos. Estaba atontada.

Me fui de la habitación poco a poco porque aún me dolía la rodilla y entré al baño, abrí la luz y en cuanto mi mirada se fijó en un cuerpo negro solté un grito digno de película de terror. Salí corriendo del baño y me quedé de pie en el pasillo mientras escuchaba como Drew venía hacia mí con los ojos medio cerrados y preguntándome qué pasaba.

—Mira, mira... tienes que matarla —le dije señalando el baño.

Me miró con el ceño fruncido y se acercó a la puerta del baño.

—¡Holy fuck! —exclamó saliendo de allí con los ojos abiertos como platos—. Yo no me meto allí ni loco.

—¡Andrew! Tienes que matarla.

—¿Qué? Ni hablar.

Apagó la luz del baño y cerró la puerta apartándose de ahí enseguida.

—¿Qué haces? Mata esa araña, por favor. ¡No la dejes ahí!

Negó con la cabeza y se puso detrás de mí para que le hiciera de escudo.

—Si necesitas ir al baño hacemos un agujero en la nieve y...

—¡Ni de coña! Andrew tú eres el chico, tú tienes que matar esa araña por mí.

Levantó una ceja y volvió a negar con la cabeza.

Siempre nos quedará Londres #1  #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora