NADA

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BH.

Los vi un día en el que el cielo se preparaba para llorar y los huecos que parecía formar la luz por entre las nubes iluminaban la soledad de tres figuras en un parque de juegos abandonado.

Era mediodía y el viento azotaba con fuerza todo lo que se moviese. Yo solo esperaba que los nubarrones comezaran a cubrir los abrigos de las dos pequeñas figuras con agua y los brazos desabrigados de la alta. Entonces los seguiría a casa.

Sin malgastar mis oportunidades y limitando mis opciones de ataque me escabullí por la escalera de emergencia hasta ubicar el cuarto de aquellas monstruocidades y esperé a que entrasen para eliminarlos.

Ojalá me hubiese importado un poco más el estado de mi cuerpo, así no lo habría lamentado tanto al ser atado a una silla y se abofeteado hasta perder la consciencia.

Habría estado a punto de terminar con mi misión, si aquel maldito ser no hubiese caído tan cerca del espejo del baño y este no hubiese asaltado mi piel.

Y apesar de sentir algunos pedazos de vidrio rasgando mi rostro, el escrutinio a mirada de quien quien tengo en frente es más puntilloso y agudo. Se trata del tipo alto que acompañaba a esas cosas.

¿Quién eres? ¿Eres del mercado negro? ¿Alguna farmacéutica? ¿Quién te envió? ¡Responde!

Otro golpe.

Da igual, debo cumplir el deseo de mi hermana, debo... Se vuelve difícil pensar cuando el puño de vuelve soga y comienza a ahogarte. Mis manos comienzan a batallar contra la cuerda que las retiene contra la silla, un poco más y podré tomar la navaja que oculto en el muslo.

¿Qué planeabas hacer? ¡Responde!

El hombre está agitado y ahora es pura ira. Sacude mis hombros y mi cabeza palpita de dolor cuando la estampa contra el mueble más cercano.

Me quedo quieto. El frío del metal me deja sin opciones.

Esas cosas te matarán pronto.

Mi sien es presionada con furia y mis manos consiguen sacar la navaja y herirlo en el lado izquierdo antes de que dispare. La boquilla de la pistola me amenaza de frente y, en un vago intento por ganar tiempo para desatar mis piernas, me abalanzo contra él, forcejeando por el arma hasta recibir un balazo en la pierna lo suficientemente cercano para destrozar el grueso de la soga y arrastrarme a la ventana por la que entré para maquinar un segundo intento. Sin embargo, ahora es él quien se abalanza sobre mí, empujándome hacie el fierro de las escaleras de emergencia y pronto hacia la nada.

¿Cómo aferrarme a la nada por la que voy cayendo? Incluso el aire deja de entrar a mis pulmones.

Un golpe sordo suena antes de perder la consciencia.

MAÑANA (chanbaek) #TOTHEDARKSIDEFESTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora