el fruto podrido del árbol de la locura

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CH

Continúa murmurando estupideces.

Hace media hora se estrelló contra el descansillo que guía al piso de abajo. Antes de eso sus pies trastabillaron con retazos carcomidos de alfombra en el pasadizo y su cuerpo se estrelló contra los peldaños de cerámica fría y dañada.

Recogerlo y llevarlo con la señora Kim no fue problema. Salir luego de oír esa sucia boca hablar, sí.

Monstruos, muera... Muer...

Acercarme a él en medio de la oscuridad podría ser de suicidas, perosu sed de sangre comienza a reflejarse en mí. Estoy harto de su presencia, su constante y terco acercamiento me tiene harto.

Quieres deshacerte de ellas siendo lo mismo, lo que tanto odias.

Sé que no es exactamente así, él es un caso aparte y ellas son perfectas. Debo alejarme antes de perderme. Necesito descansar, necesito encontrar otro trabajo y cuidar de las niñas al mismo tiempo. Ellas no lo dicen, pero quieren salir, quieren ver más allá de esta monotonía.

¿Debería matarte?

Mátame cuando lo logre deshacerme de esas cosas.

El brillo proveniente de sus ojos me traga con todo y la negrura de la pequeña habitación. Sus manos han atrapado mi rostro antes de alejarme y la fuerza que ejercen sus yemas es alucinante.

Así que lo recuerdas.

Son peligrosas, Park. En cualquier momento te matarán.

Da un solo paso en nuestra dirección y no dudaré en matarte.

Sus manos comienzan a halarme los cabellos de la coronilla mientras repite lo injusto que es el mundo. Me ruega que por favor le crea, me pide que me deje de aferrarme a ellas y con una mirada desesperada me da algunas indicaciones. Una pequeña prueba, dice. Una que no pienso realizar.

Mírame bien.

Entonces se levanta y me arrastra de la muñeca. No entiendo cómo pude ganarle anteriormente. ¿Se trata de un estallido de fuerza? ¿Es eso posible mientras su caminar imita la de un ebrio?

Ya en la cocina le pide a la señora Kim que vaya a dormir, que debe hablar conmigo. La mujer le sonríe como si de un hijo se tratase y pasa de mí. Así, el espectáculo comienza.

Un cuchillo carnicero intenta cercenar su brazo. Es de locos. El tipo está cortándose el brazo y para contener el dolor aferra su mordida a un secador de cocina. Pero quizás, lo peor de todo sea la forma en la que su brazo se regenera.

Una especie de tentáculos conecta sus terminaciones y la parte cortada para, luego de tan solo un minuto, desaparecer bajo su piel y dejarlo como nuevo. Asqueroso y fascinante.

No me doy cuenta de cuánto he retrocedido hasta que intento correr hacia él para impedir que siga haciéndose daño al verlo tomar un cuchillo más delgado y abrirse la piel del otro brazo.

Hay sangre.

.
.
.

En el otro brazo no había sangre. ¿Por qué no había sangre?

Subo la mirada y noto sus llanto y el temblor en su quijada. Es más, no creo que pueda seguir aferrándose a ese trapo por más tiempo. Es un milagro que no haya gritado. Pero, ¿por qué? No entiendo nada.

Tienes razón al decir que soy un error. Y al mismo tiempo... no.

Su voz tiembla y hasta ahora la herida no se cierra. Ninguno de esos tentáculos se asoma. Sería sorprendente que no se desvaneciese entre explicaciones.

Alcanzo a ver mi reflejo en el pequeño  y astillado aparador de la cocina. Me cuesta recobrar la compostura. La confusión se ha dividido en mil fragmentos.

Mi padre es un genocida, Park.

MAÑANA (chanbaek) #TOTHEDARKSIDEFESTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora