Capitulo 17

51 7 0
                                    

Estoy concentrada leyendo el guión de mi siguiente novela. La cabeza me va a reventar, he estado de allá para acá en entrevistas y el descanso ha sido mínimo. Odio no cumplir mis horas de sueño. Paso una mano por mi frente masajeando encima de mi ceja.

- Necesitas un café - David me pone una taza de café humeante frente a mi, más una pequeña Magdalena.

- Gracias, cariño - doy un breve beso en sus labios.

- ¿Qué te parece el guión? - se sienta a mi lado, comiendo de su Magdalena.

- Me gusta el personaje, siento que podría ser menos llorona - él ríe - ¿Qué? Me encantan los personajes asesinos y vengativos. La Doña, La Patrona, entre otras - asiente a mis menciones - no sé, debo seguir leyendo, siento que no me atrapa del todo.

- Te buscaron a ti, directamente para este papel. Por algo será ¿No? - acaricia mi rodilla y da un breve beso en mi hombro - me preguntaba si podíamos comer junto a los chicos esta semana...

- ¿Para presentarse formalmente? - consulto, sus ojos me dan una mirada asustada y nerviosa - ¿Quieres que nos presentemos como pareja a cuatro niños?

- Oye, lo dices como si fueran a matarnos.

- Tus nervios piensan lo mismo - río - bien, me parece justo estar frente a esa situación incomoda.

- Tal vez no lo sea.

- David, te quiero, cariño. Pero no te engañes, será la primera vez que tus hijas te vean con otra mujer - besa mis nudillos.

- También te quiero, Ara - golpeo su hombro divertida - lo entiendo, créeme, ya lo hablé con su madre.

- Bien... ¿Día?

- ¿Mañana?

- ¿Qué? - agrando mis ojos, sorprendida - ¿Cómo?

- Las niñas llegan hoy en la noche.

- Mañana en la tarde, puede ser un almuerzo en un restaurante o café.

- Puedo planear eso yo, no te preocupes, será bastante privado.

- Confío en ello - me sonríe y da un beso en mis labios como despedida.
***
David eligió un restaurante sencillo, los manteles son blancos, las luces cálidas y las sillas acolchadas. Camino junto a mis hijos hasta la mesa, nos saludamos con un beso en la mejilla y nuestros hijos se dan un gran abrazo comenzando a parlotear sobre la escuela y juegos.

- ¿Qué quieres pedir? - susurra a mi oído David.

- Deberíamos preguntarles a ellos primero - sonrío - ¿Qué quieren comer, niños?

- ¡Pizza! - dicen en conjunto, les sonreímos y pedimos al mesero traer las bebidas al momento de la comida.

- Oigan, niños. Ara y yo debemos decirles algo - me mira nervioso. Elevo mi ceja esperando que hable y él eleva la suya. Bufo.

- David y yo estamos en una relación - suelto con una sonrisa - no los estamos reemplazando, ustedes son mi prioridad.

- Lo mismo digo, ustedes son lo más importante para nosotros ¿Okey? - los niños se miran entre sí con una ligera sonrisa.

- Ya sabíamos - dice Miguel - David pasaba demasiado tiempo en casa.

- Y papá demasiado tiempo en su teléfono, cuando antes casi nunca lo notaba.

- Bien... ¿Tienen alguna duda? - pregunto con una amplia sonrisa. Siento que he quitado un gran peso de mis hombros.

- ¿Vivirá con nosotros? - pregunta Dani.

- Aún no, no hemos gestionado nada de mudanzas. Lo sabrán cuando así sea.

- ¿Mamá sabe de su relación?

- Sí, hija. Lo sabe.

La pizza llega interrumpiendo sus preguntas. Comen como si el mundo fuera a acabarse en unas horas. Saboreo la grasosa pizza cuidando no llenarme demasiado de salsa.

- Está delicioso, gracias - dice con la boca llena una de las hijas de David. Sonreímos.

- No hay de qué, pequeña.

La tarde avanza sin muchos percances, las dudas de los chicos iban surgiendo de a poco. Con mucha paciencia las respondía, igual David a sus hijas. Supongo que se irán adaptando a nuestra relación, nosotros mismos estamos en ese proceso aún.

David sube en brazos a Daniel mientras las niñas esperan en el auto. Miguel soñoliento sube las escaleras y yo voy tras él cuidando que no se caiga, lo ayudo a quitarse los zapatos y la camisa. Se queda dormido en menos de un minuto. Camino despacio hasta la habitación de Daniel.

Suspiro al ver a Daniel durmiendo y siendo arropado por David. Sonrío.

- Listo, un caballero caído - río - debo irme, las niñas deben estar por el mismo camino de los sueños.

Lo sigo hasta la entrada. Me toma la cintura y besa mi mejilla.

- Salió mejor de lo que esperaba - confieso sonriente.

- También lo creo, muy buena para ser verdad ¿No crees?

- Espero siga siendo así, no lo arruines, Chocarro.

- ¿Por qué sería yo el culpable? ¿Por ser hombre?

- Sí - finge estar ofendido, le sonrío y termino manipulando la jugada con una intensa mirada.

- Siempre debes ganar ¿Verdad? - ríe y me da un corto beso - te quiero, te aviso al llegar.

- Eso espero, cariño. Que lleguen con bien - termina por irse lanzando un beso dramático en mi dirección.

------------------
Holi, espero que les guste el capitulo. Recuerden darle like a la historia 💜 gracias por leer.

Un Giro InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora