¿Alguna vez? Parte 2.

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POV Vegeta

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POV Vegeta.

En cuánto la solté supe que me había equivocado, no quería que se marchará pero sabía lo buena que es escondiéndose, tenía que alcanzarla, sin embargo un sonido detrás de mi distrajo mi atención de lo que sucedía.

—Vegeta—me llamó Kakarato—Me preguntó porque le dijiste esa mentira a Bulma.

—No sé de que hablas—le respondí con tranquilidad, me acerqué a las botellas de la orilla y me serví un vaso de Bourbon para tomarmelo en un solo trago.

—Deberías ser más honesto, Vegeta—bufé—iniciando con aceptar las cosas tu mismo.

—No deberías entrometerte en lo que no te importa—me quejé, salí de la casa, pero ya era demasiado tarde, se había marchado, necesitaba encontrarla.

Llamé a Nappa, le di claras instrucciones de encontrar a Bulma, no quería fallas y se lo hice saber perfectamente, ahora solo me quedaba esperar a que apareciera, esperaba que fuera pronto.

—Hola Vegeta—me saludo Erasa del otro lado de la calle, esperaba que no me hubiera visto con Nappa o haría preguntas que no quería responder.

—¿Qué tal amor?—sonreí de lado, fingiendo que no ocurría nada fuera de lo común.

—Estaba pensando que quizá podríamos ir a un lugar—sonrió ampliamente.

—Claro a dónde quieras—estaba extrañamente cansado, así que sólo me deje llevar.

Así sucedió por varios días, que se convirtieron rápidamente en semanas, conforme pasaba el tiempo, un extraño hueco en mi pecho se iba formando, aumentando su tamaño con el pasar de las horas, arrancando ligeras partes de mí que juraba que eran mías, pero no era así, había sido tonto pensar que en tres siglos no dejan marcas en alguien.

Hasta que el ansiado día llegó, una llamada de mis leales vampiros, con una dirección, bastantes de miles de kilómetros lejos de la capital del Oeste, Nápoles, debí imaginarlo, Bulma italiana, debía haber vuelto a dónde creció siendo humana, guardé un par de cosas en la maleta que me llevaría, tenía que irme ahora.

—¿Te vas?—me detuvo una voz femenina en la entrada de la casa.

—Solo un tiempo—le respondí cortante, no quería retrasarme, ni siquiera por un segundo.

—¿Vas a ir a buscarla?—la miré, estaba sonriendo de lado, triste.

—Tengo que arreglar algo.

—Entonces era mentira lo que le dijiste—fruncí el ceño—escuché un poco, venía a verte—bajo la mirada y tragó saliva—le dijiste que no, ¿Por qué?

—No quiero hablar de eso—lancé la maleta a la parte trasera del auto.

—¡La amas!—gritó cuando abrí la puerta del piloto—¿Por qué, Vegeta?

One Shots. || V.B ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora