capitulo 4

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La noticia de un embarazo para muchos es una de las mejores, la solo idea de la maternidad hace que lo padres comiencen a pensar en nombres para el bebé, incluso que comiencen en busca de ropa,  o también los hacen pensar en el posible futuro que sus pequeños tendrían, claro, cuando estan planeados. ¿Que pasa cuando una persona queda en cinta sin planearlo?, ¿sin tener una mínima idea de cambiar un pañal?, porque solo sabe que es una gran responsabilidad, pero no sabe como conllevar tal cosa.

Yeonjun durante tres noches, despues de haber ido al laboratorio no podía dormir, la idea de estar en cinta le daba miedo, aun más cuando se imaginaba un sin fin de escenarios donde le contaba su situacion a Soobin y este se negaba a ayudarlo, a causa de eso se ganó dolores de cabeza, porque lo que hacía era sobrepasar la situación, es decir, daba por hecho que se negaría sin tener en cuenta que aún no le decía nada, y el dormir al lado del pelinegro no ayudaba para nada. Ese día se levantó temprano, antes de que su alarma anunciará que eran las siete am, para ser exacto, se levantó a las seis cuarenta, camino hacia el baño para lavar su rostro y cepillar sus dientes, cuando salió de este, se fue hacia la cocina para tomar un vaso de agua y así poder olvidar aunque sea un poco de su situacion. El sonido de la puerta lo hizo dejar el vaso servido en la barra para dirigirse a ella, y ver que en el suelo había un par de papeles, uno de ellos era un folleto universitario, y el otro un sobre blaco con el sello de una universidad extranjera, tomo de ellos y los vio por unos segundos, al frente tenía la dirección y el nombre de Soobin como destinatario, no le tomo importancia y lo metió a uno de sus bolsillos que tenia la camisa de su pijama.

—Se lo daré cuando despierte, y después de entregarle yo el mio—.Respiro profundo y volvió a la cocina.

No podía dejar de pensar en aquello que le daba ansiedad, no dormía ni comía bien. Aunque trataba de actuar como si nada pasaba, la verdad era que no podía, aunque se percató de que Soobin no se habia dado cuenta, el se mantenía ocupado en saber si es que si se iría de intercambio o no. No dejaba hablar de aquello con Yeonjun, le emocionaba vivir aunque sea lo que duraba un semestre de clases en otro pais, conocer un idioma nuevo -aunque ya lo sabia- conocer nuevas personas, hacer nuevos amigos y saber como eran las fiestas de universitarios en aquel país, y Yeonjun no hacía más que escucharlo, porque sabía que eso le hacía feliz.
El castaño trataba de olvidarse del asunto aunque sea por unos minutos, por eso comenzó a preparar el desayuno para él y su acompañante, se había puesto un delantal para no mancharse de la mezcla que estaba preparando para hacer unos deliciosos wafles. El reloj comenzó a realizar un sonido, anunciando que habían dado las ciete y media, hora exacta en la que Soobin se levantaba.

—Yeonjun, donde estas—. Grito el de cabello negro desde su habitación.

El holor de la comida habia invadido la casa, llegaba a cada rincon de ella, incluso a las fosas nasales de Soobin, quien recién se había levantado. Para el, era inevitable no levantarse de la cama con el olor, pues el solo olerlo le habría el apetito, así que no lo dudo y se levantó de inmediato, para asi dirigirse a la cocina y encontrarse con el castaño que se mantenia colocando tres piezas de wafles en un plato. El pelinegro se hacerco aun más al contrario, abrazándolo por la parte trasera, pasando sus brazos por la cintura contraria.

¿Solo amigos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora