Seventeen

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Adeline empezó a estudiar todo lo relacionado a leyes vampiricas, quería ayudar en todo lo posible a Aro y a solucionar los problemas del mundo vampirico.
Jafh mientras tanto por orden de Marco había empezado a estudiar todo lo que podía sobre las leyes de los Vulturi.
Ambos hermanos estaban envueltos en sus estudios.

Aro por otra parte estaba extasiado por la inteligencia y la audacia de su amada, tenía talento y mucho, pues antes de irse a su luna de miel Eleazar había hablado con ambos y ahora sabían que Adeline tenía un don más el cual trataba de hacer caer rayos y truenos mientras que Jafh podía viajar al pasado.
Ambos hermanos habían quedado asombrados al saber eso, pues nunca habían dado inicio de hacer eso y Eleazar les había dicho que era porque nunca lo habían intentado, ya que sus dones estaban en un letargo.

Marco vulturi había notado un hilo de conexión con Jafh, era un hilo de padre hacia un hijo, por eso había tomado la decisión de dejarlo como su sucesor, Caius entrenaba a Jane y Aro a Alec, los tres iban a ser los próximos gobernantes de aquel mundo.

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En Forks

Carlisle no podía creer que Adeline se había casado, se sentía traicionado,
herido y sobre todo enojado, iba a cobrarselas y muy caro.

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Habían pasado ya varios días y en Volterra se respiraba un ambiente de tranquilidad y felicidad, raramente Aro se encontraba muy apacible en el salón de los tronos, a espera de que Heidy llegara con la comida de ese día, a su lado se encontraba su ahora esposa.
Ah! Como lo hacía suspirar aquella mujer de piel tan aterciopelada, ojos rojos y sonrisa cautivadora, sentía que tenía completo su corazón, pero muy dentro de sí mismo sabía que si algo le pasaba a aquella mujer se volvería igual a su hermano Marcos, sumido en una depresión de la cuál sólo morir sacia las ganas.
Se encontraba tan sumido en sus pensamientos que por poco se olvida de que estaba en compañía de los demás reyes del clan.
Con un suspiro de decepción dejó de pensar en su difunta hermana Dydime y decidió enfocarse en prender a alguno de los turistas que acababan de ingresar por la puerta inicial, llenando así la habitación de gritos.

Tiempo después se encontró con su esposa a solas...
Pasar aquellas tardes juntos le encataba, Adeline mientras tanto sentía que no podía caber con más felicidad había encontrado lo que llevaba siglos añorando.
Un compañero de vida, alguien con quien se podía sentir segura, amada y empoderada.
Aro Vulturi era un buen amante en todo aspecto, llenaba sus expectativas, las sobrepasaba, y la hacia llegar al límite de su cordura.
Ella sabía que tenían toda una inmortalidad por explorar juntos.
Pero a veces se preguntaba que pasaría si su vida emoezara a tornarse monótona y aburrida llena de todas las labores del castillo.?
Llena del trabajo que conllevaba guardar ese gran secreto que tenían ellos en sus manos, y más aún el saber que por todas partes del mundo habían vampiros que creaban  neófitos sólo para saciar sus propios placeres banales de ver a una persona sufrir, de ver en agonía por tres o más días a alguien les llenaba de alguna forma de placer, y ella sabía que eso algún día tarde o temprano les llevaría serios problemas.
Esperaba que fuera más tarde que pronto, aunque los Vulturi llevaran gobernando ya varios años con mano de hierro, el mundo vampirico no era algo fácil de sobrellevar.
Sus leyes, estatutos de secreto, gubernamentales, los clanes, sus derechos si se podia decir así, en fin sabía que era mucho el trabajo que tenían por cumplir, seguir llenando los vacíos que a veces quedaban cuando un clan se relevaba o se creaban neófitos sin control y tenían que ser eliminados como plaga.
Administrar todo aquello llenaba sus tiempos, por eso mismo no le era preocupante cuando miraba a su esposo quedar ido viendo un punto fijo de la nada.
También sabía que Aro era el más extraño de todo el clan.
Aun así no se extrañaba el porque llevaba el la batuta, tenía todo lo que se necesitaba para ser un líder y la persuasión que lograba llegar a tener cuando se proponía algo le era preocupante.
Había hablado con su hermano hace poco sobre como este hombre lograba tener todo lo que se proponía y sabía que no le sería nada fácil si algo pasara.
Las desgracias estaban a la vuelta de la esquina y Adeline como Jafh sabían que algo iba a pasar muy pronto y solo esperaban que fuera lo que fuese no arruinará su tan pronta felicidad efímera como el viento.
No querían tener que volver a reconstruir desde las cenizas y menos con tanto esfuerzo que les había llevado el llegar a donde estaban ahora, jugaban para la liga mayor, ya no eran unos simples neófitos comenzando sus primeros años de vida loca, llena de placeres en el mundo vanal sin repercusión alguna.
Ahora jugaban para la liga mayor de las mayores, jugaban para los matones, para la realeza, jugaban y eran parte importante de un plan que no era fácil de usar, si cometían un error ambos serían castigados ahora más que nunca tenían que medir y cuidar cada paso que daban, un solo error y podría contarles mucho el problema era que presentian que algo pasaría y eso no les gustaba nada, porque siempre de una u otra manera se encontraban expuestos ante lo que ocurría los problemas siempre lograban encontrarlos y era algo que odiaban con todo su ser.
Jafh esperaba que esta vez todo saliera bien como lo habían planeado una vida tranquil rodeada de lujos con alguno que otro problema pero no tantos, aunque si eran realistas los Vulturi era uno de los clanes que más se sacrificaban por la paz mundial si se podría decir o llamar así, con cada misión se sabía que alguno no podría regresar a casa aunque a veces lo dudaban pues tenían los mejores poderes por ahora.

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⏰ Última actualización: Mar 25 ⏰

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